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Maradona, con Espinosa

Así fueron los históricos marcajes a Maradona de Luis Manuel y Espinosa en Asturias: "Nos podía dejar en ridículo..."

“Yo cubrí a Pelé y le conté mi experiencia”, dice Jabo Irureta

Diego Maradona sufrió marcajes de todos los colores a lo largo de su carrera, pero ninguno tan recordado en Asturias como al que le sometió José Manuel Espinosa en el Sporting-Barcelona del 12 de febrero de 1984. Fue una faena de “10” del central sportinguista al “10” azulgrana. Un día más en la oficina para Maradona y un partido que le cambió la vida a Espinosa, que ayer lamentaba el fallecimiento del argentino.

“Supuso un antes y un después en mi carrera”, señaló Espinosa, exactamente lo mismo que había dicho todas las veces que le preguntaban por aquel día. Más que a la repercusión deportiva, el defensa toledano afincado en Gijón se refiere a su relación con los seguidores del Sporting: “Entre la afición se había discutido mucho mi fichaje y a partir de ahí me reconocieron como un buen marcador”. Espinosa recibió incluso el reconocimiento de su rival: “El comportamiento de Maradona fue fenomenal. Solo tengo buenas palabras para él. Incluso en entrevistas posteriores vino a decir que había sido muy listo, que me había anticipado a sus movimientos antes de que le pasasen el balón”. Y, en contra de lo que mucha gente supone, sin cometer demasiadas faltas: “Le agarré yo tanto a él como él a mí”.

“Preparamos el marcaje”, añade Espinosa, aclarando que en aquella época las marcas individuales eran lo habitual en el fútbol español: “Estaba acostumbrado a marcar a grandísimos jugadores. Pero emparejarme con Maradona en aquel momento sería como ahora hacerlo con Messi. Se salía de lo normal. Yo sabía que la clave era que no controlase el balón y me encarase porque si no estaba perdido”.

José Manuel Espinosa Gómez (San Bartolomé, Toledo, 28-7-1959) reconoce que aquel partido le costó más desvelos de lo habitual. “Quince días antes ya estaba un poco nervioso”, destaca con un toque de ironía. “Pero era normal porque, tratándose de Maradona, te podía dejar en ridículo”. Y pese a que aquella tarde ganó el la partida, Espinosa no duda al señalar a Maradona como el mejor que conoció: “Tuve que medirme a grandes futbolistas, como el mismo Quini en aquella eliminatoria de Copa con el Castilla. Y después, con el Sporting, a Gullit, Van Basten, Klaus Allofs, pero Maradona era otra cosa”.

Un marcaje famoso. Luis Manuel cumplió en su papel con Maradona y este le reconoció su labor. En la imagen, Luis Manuel presiona al argentino en una acción del partido. | LNE

El duelo Espinosa-Maradona tuvo un precedente, en un partido de la Copa de la Liga de la temporada 1982-83, pero pasó desapercibido porque el defensa sportinguista fue expulsado en el primer tiempo tras ver dos tarjetas amarillas. Un año después, Vujadin Boskov tuvo claro que Espinosa era el hombre adecuado para frenar al crack argentino: “En el vestuario nos dijo aquella frase célebre: pongo a mi peor jugador con el mejor del contrario y así juegan los diez mejores nuestros con los diez peores suyos”.

Espinosa lamenta que Diego Maradona no haya podido trasladar la excelencia futbolística a su vida personal. “He seguido siempre su carrera,. Me pareció impresionante, sobre todo, lo que hizo en Nápoles, donde convirtió a un equipo mediocre en campeón de Liga. Y, por supuesto, su liderazgo en la selección argentina, con las maravillas del Mundial de México. Pero su carrera deportiva no ha ido en consonancia con su vida privada. Su comportamiento no ha sido muy ejemplar, sobre todo para los niños, por las drogas y otras cosas”.

Quizás no era el Maradona de Nápoles o el del Mundial 86. Pero imponía. Vaya si lo hacía. El Sevilla visitaba el vetusto Carlos Tartiere, el de las vallas y los aficionados en pie, en noviembre de 1992 y a Jabo Irureta, consumado estratega defensivo, le tocaba adaptar su equipo a las circunstancias. En frente, el mejor jugador de la historia por entonces, aunque en una versión menor. “No era el de años atrás pero hacía cosas extraordinarias: controles, pases… Y tenía una gran personalidad”, recuerda Jabo Irureta, que pensó en un plan diferente al que había probado otras veces.

La vida de Maradona, en imágenes

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El Oviedo de Jabo empezaba por la defensa. Y aquella zaga brillaba. Niko Jerkan ponía la clase como líbero. Por delante, dos marcadores impetuosos, cada uno con su estilo: Luis Manuel y Gorriarán. La primera pregunta que surge de aquel partido es: ¿Por qué se encargó Luis Manuel de aquel marcaje en vez de Gorriarán, experto en la materia?

“Por decirlo de una forma fina, digamos que Luis Manuel era menos aparatoso que yo”, cuenta Gorriarán, socarrón. El vasco se había hecho famoso por su actuación ante Futre un par de años antes. Pero Maradona era diferente. “Tenía mucho peligro en el balón parado, así que queríamos evitar las faltas cerca del área. Por eso elegí a Luis Manuel. Gorri era muy fuerte, pero ante un regate no dejaba pasar al jugador”, señala Irureta.

Había otro detalle importante. El Maradona de la etapa del Sevilla, 32 años, solía bajar a recibir al centro del campo, lejos del área de influencia de un delantero. “Pensé en mandar a Berto a cubrirle, pero le gustaba mucho ir hacia arriba, al ataque. Al final opté por Luis Manuel porque tenía condiciones para hacerlo. Y creo que acerté”, señala Jabo.

Para preparar la cita, el técnico tiró de experiencia. “Es una anécdota que suelo contar: Yo marqué a Pelé”, relata Irureta, interior en su etapa como futbolista, con un punto de orgullo. Ocurrió en un amistoso, un homenaje a Rivilla, jugador del Atlético, en un choque entre los colchoneros y el Santos brasileño. El entrenador, Marcel Domingo, le ordenó hacerse cargo del brasileño: “Tú, detrás de Pelé”. Y así hizo. La anécdota persiguió a Jabo durante años. Cuando entrenó al Racing, al año siguiente del Oviedo, los jugadores le regalaron una camiseta con el 10 de Brasil. “A Luis Manuel le conté mi experiencia con Pelé, claro. Era el más joven de la defensa pero confiaba en él”.

El experimento funcionó. Bango, ex del Oviedo, adelantó al Sevilla, pero entonces los azules se soltaron, sometiendo al rival. Paco, en un rechace, igualó el choque a los 22 minutos. El Oviedo mereció más, pero se conformó con un empate a uno. “La clave fue el funcionamiento de todo el equipo. Luis Manuel marcaba a Maradona, pero Gorriarán y yo debíamos estar atentos a los desmarques de los compañeros”, recuerda Jerkan. “Lo bueno de aquella defensa es que si cometías un error sabías que Jerkan acudiría en tu ayuda. Era un fenómeno, de los cinco mejores defensas que han jugado en España en los últimos 30 años”, defiende Gorri.

El foco, pues, se desplazó de Maradona a Luis Manuel, héroe de aquella tarde. Esta es la crónica del partido. Tan sonado fue el partido del ovetense, que incluso el astro argentino se deshizo en elogios. “Luis Manuel me ha hecho un magnífico y noble marcaje”, dijo Maradona tras el choque. “Es lógico que me hiciera alguna falta cuando no hay más remedio. El espectáculo se engrandece cuando no hay malas intenciones”, añadió. Maradona le entregó su camiseta al zaguero azul en reconocimiento a su labor en el terreno de juego.

Un calentamiento especial. Los caminos de Maradona y el Oviedo volverían a cruzarse una segunda vez en la temporada, esta vez en la jornada 28.ª y en el Sánchez Pizjuán. Antic había relevado a Irureta en un choque que se jugó un festivo Sánchez Pizjuán. “Se jugaba al mediodía porque era fiesta en Sevilla. Y hacía mucho calor”, recuerda Jerkan, titular aquel día. El Oviedo salió a calentar. Después lo hizo el Sevilla. Pero solo lo hacían diez titulares. “Salieron todos los del Sevilla al césped menos Maradona. Él salió cuando quedaban 7 minutos más o menos. Apareció con una pelota pequeña a hacer filigranas en la zona de los aficionados más ruidosos del Sevilla”, rememora Niko Jerkan.

El Oviedo ganó aquel encuentro en territorio andaluz. Se impuso por 0-1, gracias a un tanto de Carlos desde el punto de penalti a los 79 minutos. A Maradona solo le quedarían 3 partidos más antes de abandonar su aventura sevillana.

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