El Sella no sólo se vive en el río. En sus orillas emerge una legión de aficionados a este deporte venidos de muchos puntos de España. La cita es una auténtica fiesta. Arriondas y Ribadesella han vivido este sábado un momento histórico: la vuelta de la gran fiesta de las Piraguas tras dos años de ausencia por la pandemia. Las ganas de Sella han quedado patentes más que nunca.
Con la silla preparada y el paraguas para protegerse del sol esperaban muchos a primera hora de la mañana en el puente de Ribadesella. Junto a ellos, dos agentes de la Policía a caballo contralaban el ambiente. “Me ha llamado la atención que haya tanta seguridad, es el doble o el triple que en San Fermín”, asegura Pelayo De Andrés, que acude a la cita junto a su grupo de amigos.
Las calles están llenas, los selleros disfrutan como nunca y gente de todos lados acude a disfrutar de la cita. Desde los Alpes ha venido Jessica Buttner y su familia. No se querían perder esta cita a la que “hay que venir una vez en la vida”. Y si vienes, repites. Eso le pasó a Ainhoa y Mikel García, venidos de Bilbao: “Nos trajeron una vez y me encanto. Ahora intentamos venir todos los años”
Aficionado a las piraguas, ¿se nace o se hace? Por si acaso, hay quien prefiere propiciar ese amor por el deporte. Aketza Lelerika y Eukene Fernández vienen desde Bilbao junto a sus hijas y una amiga: “Queremos inculcar la afición de las piraguas a nuestros hijos”.
El regreso del Sella deja un buen sabor de boca y ganas de más.