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La edición más estática: así fue la "San Silvestre" de Gijón

Medio millar de corredores completan la prueba subidos en cintas instaladas dos semanas en el Palacio de los Deportes

Participantes en la San Silvestre de Gijón corren en el Palacio de los Deportes de La Guía. | Ángel González

“El objetivo desde el primer momento fue hacerla”, explica el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Gijón José Ramón Tuero (PSOE), que también participó en la prueba. Consciente de las restricciones existentes, el Consistorio gijonés buscó una alternativa original y distinta: en vez de hacer la prueba online como otros ayuntamientos, decidió que los corredores la hicieran en persona, favoreciendo ese ambiente sano del deporte, pero siempre cumpliendo todas las medidas sanitarias.

“No queríamos romper esta tradición”, incide Tuero, que remarca que la “San Silvestre” gijonesa, que cumple su número 51, es “la cuarta de España y octava del mundo en cuanto a número de ediciones”. Por eso ingeniaron esta alternativa “única en España, diferente y novedosa”. Una decisión que se llevó el aplauso unánime de los corredores. “Estamos contentos con la experiencia, aunque nos hubiera gustado poder hacerla de forma habitual”, explica Tuero.

Elisa García y Paulina Palacios corriendo sobre las cintas

En vez de asfalto, una cinta de correr. Donde había gritos del público, música por megafonía. Y el tradicional recorrido por el paseo del Muro, cambiado por un punto estático dentro del Palacio de los Deportes de La Guía de Gijón.

La de 2020 ha sido sin duda la “San Silvestre” más extraña y atípica de la historia de la villa de Jovellanos a causa de la pandemia. Los corredores se fueron turnando para completar la prueba deportiva en una serie de cintas de correr situadas en el pabellón deportivo, desde el pasado día 15 de diciembre y hasta el último día del año. Un recorrido de 5 kilómetros que realizaron, en suma, más de medio millar de corredores, que se llevaron un dorsal y una camiseta de recuerdo.

Los ganadores fueron Youssef Benkert, en categoría masculina, con un tiempo de 14:39 minutos, e Isabel Barreiro, en categoría femenina, que completó el recorrido en 21:09. El dinero recaudado por las inscripciones se donó a la Cocina Económica.

Miguel Martínez Tomás, con su dorsal, tras acabar la prueba

“Fue muy gratificante el haber podido hacerla, aunque fuera de esta manera”, valora Miguel Martínez Tomás, que agradece a la organización el esfuerzo realizado. “Es una tradición al nivel de la cena en familia”, explica este corredor que ha completado cinco veces la última prueba deportiva del año. Esa experiencia previa es la que ha añorado. “Correr por Gijón, la gente y el ambiente del público es lo que más se echa de menos”, cuenta. Sin embargo, incide en que “no fue igual que correr en un gimnasio, y además intentas cada año batir tus marcas del anterior”.

“Es muy diferente”, resume la joven Elisa García, corredora del Club Gijón Atletismo. Esta fue su segunda participación en la prueba y, aunque “me gustó más el primer año, corriendo por la calle”, no duda que repetiría si hubiera que volver a hacerse en este novedoso formato.

“Fue duro, pensé que no iba a acabar”, asegura García, velocista y acostumbrada a las distancias cortas, que, no obstante, notó mejora respecto al año anterior.

Junto a ella, su compañera de equipo Paulina Palacios, a quien “gracias a la música y el ambiente que había, se me pasaron volando” los cinco kilómetros de la prueba. “Pensaba que iba a ser más aburrido, que al correr en una cinta se me iban a hacer eternos, pero nos lo pasamos muy bien”, remarca la joven. “Es una tradición”, coincide también, “te anima mucho para acabar el año”. Por ello, “tenía miedo a que la cancelasen, por eso agradezco que hayan seguido adelante con ella”. Además, Palacios pone el foco en las medidas de seguridad implementadas: “Me sentí en todo momento muy segura”.

Esa sensación de seguridad depende, en gran medida, de los voluntarios que ayudaron en la prueba, pertenecientes al Club Gijón Atletismo. “La gente nos felicitaba al terminar”, recuerda Jesús Suárez, presidente de la entidad. “Pensábamos que este año no se iba a poder hacer, pero al final conseguimos mantener la tradición”, se congratula. Y lo hicieron, además, “en vivo, no de forma virtual, que siempre es más entretenido”. De hecho, explica Suárez, “hubo muy buen ambiente y los grupos que vinieron, se picaban entre ellos para mejorar las marcas”.

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