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El baloncesto, bajo mínimos

“Perderemos al menos dos temporadas; hay edades a las que les afecta mucho”, advierte Fernando García, responsable de la cantera del Oviedo Baloncesto

Fernando García, director de cantera del Oviedo Baloncesto. | Miki López

El baloncesto asturiano tampoco escapa a los efectos que está provocando el covid-19. Uno de los ejemplos lo escenifica el Liberbank Baloncesto Oviedo. El club ovetense es uno de los equipos asturianos más potentes en el trabajo de cantera. No en vano, en su estructura tiene 23 equipos, once que pertenecen a sus escuelas y que competían en los Juegos Deportivos del Principado -ahora suspendidos- y 16 grupos de trabajo en los centros escolares del municipio de Oviedo y La Fresneda. Además, el club tiene un convenio de colaboración con el colegio Loyola y Las Teresianas.

Fernando García, director de cantera del Oviedo Baloncesto y responsable de la parte administrativa del club, señala que las consecuencias de la pandemia están siendo “muy graves”. “Al principio, parecía que iba a ser algo pasajero, pero estamos a punto de cumplir un año y eso supone que los jugadores se pierden dos temporadas completas. Hay edades a las que les afecta mucho”, cuenta. En este sentido afirma que “muchos niños están perdiendo el factor de socialización. Estamos comprobando que hay bastante abandono. Buscan otras alternativas a los entrenamientos como son las nuevas tecnologías y eso es un motivo más de preocupación, a lo que se añade la brecha generacional que va a abrir la pandemia”.

Fernando García señala que, a pesar de las circunstancias adversas, el club consiguió mantener todos los equipos, pero los que se vieron afectados fueron los de los colegios. “Ahora no existe esa demanda de la gente que quiere empezar a jugar al baloncesto. Antes de la pandemia no la podíamos absorber. Mantenemos el número de equipos, pero el de jugadores está bajando de manera considerable”. Un tema que se agrava en los colegios públicos: “Con todos los protocolos de seguridad que hay establecidos, el tema de las actividades extra escolares es impensable”.

Por eso, considera que todo lo que se está perdiendo “va a ser muy complicado de recuperar. Habrá que volver a realizar un trabajo de promoción para volver a enganchar a los niños y recuperar toda la base de la pirámide”.

Otro de los problemas que expone Fernando García está relacionado “con los técnicos y entrenadores que viven del trabajo que realizan con los equipos de base. Toda esa gente se tiene que reinventar con lo que el futuro de los clubes de cantera está en peligro”.

En Asturias, las competiciones de los equipos inferiores están suspendidas, algo que para Fernando García tiene poca explicación. “Hay mil cosas que no se entienden, una de ellas que no se empezaran las competiciones. Creo que lo fundamental es recuperar la normalidad y se está demostrando que los colegios no son focos de contagio. Por eso, no entiendo que se haya parado cuando en otras comunidades se apostó por la competición, fundamental en esas edades como elemento de motivación. Tuvimos la oportunidad de avanzar y no se hizo”.

Fernando García destaca que en esta situación “las programaciones son a corto plazo, semana a semana, con todo el inconveniente que eso genera a las familias”. En ese sentido, destaca que los entrenamientos se realizan todos los días de la semana para suplir la falta de espacio, ya que “en cada turno solo puede haber 6 jugadores por pista incluido el técnico. Los mismos siempre para trabajar en grupos burbuja y poder hacer la trazabilidad en caso de surgir algún positivo. Los chavales se adaptan, pero algunos caen en la desmotivación porque no pueden competir, experiencias que muchos de ellos no podrán recuperar y son muy útiles”.

El aspecto económico también se resiente. “A nivel de ingresos, la pandemia ha dejado a muchos equipos afectados por el descenso del número de jugadores y de patrocinadores y a nivel de deporte no hay ninguna ayuda directa al sector. Hay que plantearse en qué situación queda el mundo del deporte, pero muchos podemos salir muy tocados de esta situación”. Y advierte de que “el chaval que lo deja ahora será muy difícil de recuperar y todo el proceso de captación que se realizó se puede perder en dos años, sobre todo a los niños que están en edad escolar”.

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