La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Liberbank Oviedo Baloncesto se deja remontar en Palma (80-77)

Los de Natxo Lezkano llegaron a tener 19 puntos de renta en el tercer cuarto y comenzaron el último 13 arriba

Speight durante el partido del Oviedo Baloncesto en Pumarín ante el Palma

El Liberbank Oviedo Baloncesto mostró su peor cara en el tramo final del partido que disputó hoy ante el Palmer Palma y que acabó perdiendo por tres puntos (80-77) cuando lo tuvieron muy bien encarrilado. En el tercer cuarto la renta llegó a ser de 19 puntos para los de Oviedo (30-49) y al último llegaron con trece de ventaja (50-63). Pero el OCB dejó de secar al rival en defensa, permitió que Kullamae, una de los jugadores con más proyección de los que disputan la LEB Oro, se metiera en el partido y Palma empezó a encontrar vías de anotación por todos lados.

Las pérdidas de balón, 16 en total, las malas decisiones en ataque, pero, sobre todo, una intensidad defensiva mucho menor que la que tuvieron los tres primeros cuartos, provocaron la remontada del Palmer Palma, que se venga así de la contundente victoria del OCB hace unas pocas semanas en Pumarín. La jugada decisiva del partido no estuvo exenta de polémica porque, con la posesión a punto de acabar y sin que Kullamae supiera muy bien que hacer con el balón, los colegiados señalaron una discutible falta a 4 segundos del final y con el encuentro empatado a 77. Kullamae anotó los tres libres. Todavía hubo tiempo para un tiro de tres de Brown, que el estadounidense falló y que condenó al OCB a la derrota.

El equipo de Natxo Lezkano tendrá que seguir peleando para asegurar su presencia en el play-off de ascenso a la ACB tras encadenar dos derrotas seguidas. Ahora tiene a Alicante y Almansa en Pumarín para tratar de conseguirlo. Quedan cuatro partidos de la segunda fase, el OCB es sexto y se clasifican los siete primeros.

Lecciones de dinámica de Newton 

Francisco García

 El Oviedo Baloncesto dilapidó en el último suspiro en Palma de Mallorca y ante un muy buen equipo que se le parece una renta de 19 puntos que había amasado durante los tres primeros cuartos con baloncesto de alta escuela. Los locales se llevaron una victoria por tres puntos (80-77) que a punto estuvo de conjurar y mandar a la prórroga Brown con un triple sobre la bocina que escupió el aro. Malas decisiones tanto en defensa coml en ataque en los dos últimos minutos evitaron el regreso a Asturias con un triunfo valiosísimo y merecido de no mediar ese final nefasto en el que se puso de manifiesto la máxima que dicta que perder balones es la antesala de perder partidos.

De un brava contienda de cuarenta minutos a la que le sobraron los dos últimos hay que extraer enseñanzas y apuntar evidencias. Lo sustancial es que el equipo funcionó en base a la mecánica newtoniana, de tal forma que basando su fortaleza en una defensa compacta que lee con anticipación las líneas de pase del contrario es capaz de armar con rapidez de vértigo un ataque en movimiento rectilíneo acelerado, o sea a la carrera. Y cuando no se pudo correr, se optó por un movimiento circular uniforme, rompiendo la defensa rival desde el perímetro, a base de triples. El escenario dibujado por Lezkano en la pizarra resultó inamovible para los intereses asturianos durante las tres cuartas partes del partido. Pero el decorado se vino abajo en el epílogo, lamentablemente.

Compartir el artículo

stats