En apenas un mes, Marc Martí ha pasado del cielo de un gran partido de pretemporada (31 de valoración) al infierno de una de las lesiones más graves para un deportista: rotura completa del ligamento cruzado anterior y del menisco interno de la rodilla derecha. El ala-pívot catalán, más necesario que nunca por la precariedad de la plantilla del Unicaja Banco Oviedo, se lamenta lo justo para afrontar con buen talante una larga recuperación de más de seis meses: “Ya he empezado a trabajar para volver mucho más fuerte la temporada que viene”.
Faltaban tres minutos para acabar el tercer cuarto del partido del Pabellón Joan Busquets cuando Martí robó un balón y se lanzó hacia la canasta para clavar un mate, perseguido por Arnau Parrado. “Cuando hago el primer apoyo, con todo el peso del cuerpo sobre la pierna, Arnau me hace un contacto por la espalda y noto que se me va la rodilla, un crack como si se desencajara y volviera a encajarse”, recuerda Martí.
Aunque nunca es buen momento para una lesión tan grave, Marc Martí Roig (Lérida, 19-06-1997) lamenta que haya llegado ahora porque “me encontraba superbién, disfrutando del baloncesto después de años complicados. Notaba que tenía la confianza del entrenador y los compañeros”.