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Por la izquierda, Amaia Ceñal y Bibiana Carriles, en la zona de entrenamiento. | Juan Plaza

Gimnasia

Madre e hija en la gimnasia: la sangre de selección que corre por el Grupo

Amaia Ceñal, de 12 años, es convocada por la Federación treinta años después de que lo fuera su madre, Bibiana Carriles

Tenía 14 años cuando Bibiana Carriles (Gijón, 49 años) fue alistada por la Federación Española de Gimnasia para acudir a una concentración en Madrid. Era más que una promesa. Porque en el panorama nacional e internacional todos tenían marcado el nombre de Bibi Carriles en rojo como una de las más grandes esperanzas de la gimnasia deportiva. Con 16 años llegó incluso a estar citada entre las doce mejores para representar a España en los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988.

Fue una de las cuatro que se quedó fuera de la lista definitiva, pero no se hundió. Qué va. “Pero fue todo un orgullo. No me dejó un mal sabor de boca, sino todo lo contrario. Fue una gran experiencia y lo disfruté mucho”, recuerda. Con la mayoría de edad, y preocupada como estaba con sus estudios y su futuro laboral –hoy es profesora en el Colegio San Miguel–, dejó a un lado la práctica deportiva. Al menos, la competición.

Ahora le toma el relevo su hija. “Mi mamá es mi ídolo, mi referente. Siempre me he fijado en ella”, cuenta Amaia Ceñal, gijonesa de 12 años. Empezó casi sin querer, a los 5. Ahí estaba sobre la escena, observando inconsciente su futuro mientras su madre entrenaba a otras futuras promesas de la gimnasia en el Grupo Covadonga. Ese estímulo entusiasmó a la pequeña al momento. Quería ser como su mamá, subirse a las barras, irse al suelo. “Soy feliz haciendo gimnasia”, asegura.

El deporte es inseparable de esta familia gijonesa. El hermano de Bibiana, Pablo Carriles, acudió a cuatro Juegos Olímpicos como juez de gimnasia. Ella se casó con Carlos Ceñal, un destacado ciclista que a punto estuvo también de vivir de dar pedales. Eso, claro, estimuló a los pequeños, los últimos, por el momento, de esta saga de deportistas. El primogénito, Xuan, fue en su momento campeón de gimnasia en el nivel 3. ¿Cómo no iba a ser también una destacada deportista Amaia? Lo lleva en los genes. “Prácticamente nací haciendo gimnasia”, confiesa la joven con timidez.

¿Quien le iba a decir a Bibi que más de tres décadas después su hija menor la homenajearía a lo grande? Casi como si la vida corriera hacia atrás. O como si el tiempo se hubiese detenido ese septiembre del 88 en Corea del Sur. Porque Amaia, su ojito derecho, ha sido ahora llamada por la Federación Española de Gimnasia a la concentración junior que se celebra en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat. “Amaia tiene un talento increíble”, dicen los técnicos del Grupo, la escuela de madre e hija: Bibiana es profesora de gimnasia para el grupo de Iniciación y su hija una de las grandes esperanzas de la gimnasia grupista.

Por la izquierda, Bibiana Carriles y Amaia Ceñal, en la zona de entrenamiento. | Juan Plaza

“Me hace muchísima ilusión ir con la selección Española”, asegura Amaia, todavía sin terminar de creérselo del todo. Pero tiene condiciones y pone esfuerzo. “Entrena mucho y tiene mucho talento”, explica la entrenadora Isabel Izquierdo sobre la joven, muy disciplinada, capaz de estar tres horas al día ejercitándose sobre las barras o el suelo. Izquierdo y Jonás Vigil son hoy los entrenadores de Amaia. Pero el Grupo ha mimado mucho el talento de esta joven, forjada antes también por técnicos muy cualificados y reputados como María Sevilla y Guadalupe García.

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