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Marc Peñarroya, el temporero imprescindible del Alimerka Oviedo Baloncesto

"Soy optimista, estamos todos a una", asegura el jugador cedido por el Manresa, MVP ante el Coruña

Marc Peñarroya busca línea de pase ante Alejandro Galán en el Alimerka OCB-Coruña OCB / Julián Rus

Llegó hace mes y medio como un parche y ahora mismo es un imprescindible para Trifón Poch. Marc Peñarroya Castilla (Manresa, 17-abril-2002) fue nombrado el MVP (jugador más valioso) del Alimerka Oviedo Baloncesto en el partido ante el Coruña, que significó la primera victoria de la temporada para el equipo ovetense, que lucha desesperadamente por abandonar la cola. "Soy optimista, ha sido la primera semana que el equipo ha entrenado al completo y veo que estamos todos a una", dice el jugador catalán, que asegura encontrarse "muy cómodo" en la ciudad.

El apellido Peñarroya y el baloncesto son inseparables. El padre, Joan, es sobradamente conocido para los aficionados: jugador histórico del Manresa, dio un exitoso salto a los banquillos y ahora dirige al Baskonia de Euroliga. El hijo, internacional en categorías inferiores, va dando pasos hacia la élite y ya ha debutado en la ACB. Su madre, Mónica, formó parte de la primera hornada del proyecto Siglo XXI y su hermana, Laia, también jugó hasta que una lesión en la rodilla le obligó a dejarlo. Marc explica que "en casa hablamos mucho de baloncesto, hablo mucho con mi padre, pero de lo mío y de lo suyo poco. Me ayuda y me da consejos, me dice cosas a mejorar, pero procuramos esperar un par de días si las cosas no han salido bien. Es mejor así, somos calientes (se ríe)".

Tras ser cedido la temporada pasada al Palma, que acabó descendiendo, y al verse sin sitio en el Manresa de Pedro Martínez, Peñarroya buscó un nuevo destino donde tener minutos y continuar su progresión. Y apareció un Alimerka Oviedo roto por las lesiones, especialmente en los puestos creativos. El primer partido lo jugó apenas unas horas después de aterrizar en Asturias. En el segundo, una dolorosa derrota en Azpeitia, ya mostró su solvencia. Ha disputado 18 minutos por partido, con medias de 6,6 puntos y 3,6 asistencias.

"Creo que el estilo de juego me beneficia, jugamos a un ritmo alto, de presión al balón, con muchas situaciones para los manejadores... Lo único que quiero es ayudar al equipo. Al principio venía porque había muchas lesiones, he renovado por un mes y veremos qué pasa. Un mes es muy largo, pero yo me encuentro muy a gusto, me encanta la ciudad, el ambiente en el equipo, la comida... hasta el tiempo hasta las dos últimas semanas", asegura el joven, que vería con buenos ojos la opción de continuar hasta final de temporada.

El primer triunfo hubo que sufrirlo de lo lindo, porque el Coruña neutralizó varias veces las ventajas que iba obteniendo el equipo ovetense. "Es por nuestro estilo, de gente joven a la que le gusta correr, hacemos algunos tiros en los que falta cabeza, por eso como cogemos ventajas también las podemos perder en un momento. Pero supimos apretar y estar juntos, dijimos que ya bastaba de perder. A diez minutos del final, empatados y en una cancha tan caliente... es un lujo", apunta Marc Peñarroya, que mira al futuro con ilusión: "queda mucha liga, ganando dos partidos pasas a luchar por el playoff. La vuelta de Thorir también ha sido muy importante porque da mucha calma, sabe jugar muy bien al baloncesto".

El viernes en Melilla se presenta otra oportunidad de sumar y Marc Peñarroya volverá a tener el timón para cumplir las órdenes de Trifón: "que marque yo el ritmo, que no lo marquen los bases rivales".

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