El Oviedo Baloncesto tuvo el triunfo a su alcance en La Coruña, pero en unos nefastos últimos minutos (probablemente por falta de gasolina de sus jugadores más consistentes a lo largo de toda la temporada) acabó cediendo ante los gallegos. No obstante, los de Natxo Lezkano dejaron claro que son un equipo capaz de ganar a cualquiera y que, por lo tanto, continúan teniendo opciones para sacar adelante esta eliminatoria de cuartos contra el Leyma. No va a ser fácil, por supuesto, como no lo era antes del partido de ayer, pero aún es posible.
El Liberbank es un equipo acostumbrado a sufrir. Y sabe levantarse cuando las cosas no le van bien, como ya lo demostró a lo largo de la competición. Por eso es un combinado que da confianza, aunque nadie daba un duro por él cuando comenzó la Liga. Su objetivo era mantener la categoría y ahora está luchando por el ascenso. Y eso se nota. Sobre todo en su capacidad de sacrificio, que es evidente en cada jugada. No le pierden la cara al partido casi nunca. Ayer lo demostraron en más de una ocasión. Llegaron a ir perdiendo por diez puntos, pero en una gran remontada se pusieron siete puntos por delante en el marcador después de un parcial de 15-0.
Pero está claro que, al menos por ahora, el Palacio de los Deportes de La Coruña es una cancha maldita para el Oviedo. Hace algunos meses, en la primera fase de la Liga, los azules vieron esfumarse en menos de un minuto una ventaja de seis puntos. Ayer, cuando en el cuarto tiempo iban ganando por siete puntos acabaron perdiendo por ocho. Pero la verdad es que la diferencia final no refleja lo que pasó realmente sobre el parqué coruñés. La igualdad fue máxima.
El martes, en Pumarín, ante su afición, el equipo asturiano tiene opción de hacer olvidar su mal final de partido de ayer. Para ello es indispensable que jugadores como Brown o Speight estén más relajados y adquieran un mayor protagonismo. Y que Frey continué con su progresión. Sus 18 puntos de ayer muestran lo que ha aprendido a lo largo de estos meses en Oviedo.
