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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión tras el Sporting-Girona: Prohibido celebrar

Salvo rapto, abducción o pifia máxima, el Sporting está a un paso muy corto de cerrar su lamentable temporada. La victoria ante el Girona sirve para romper la caída hacia el fondo de la indignidad, que parecía imparable

Aficionados del Sporting protestando por la gestión de Javier Fernández Europa Press

Salvo rapto, abducción o pifia máxima, el Sporting está a un paso muy corto de cerrar su lamentable temporada. Victoria sufrida y sudada ante el Girona que sirve para romper la caída hacia el fondo de la indignidad, que parecía imparable, y para reconciliar en cierta medida a la afición con el equipo. 21.140 almas en El Molinón, que parecen pocas para el colorido que había aunque sean datos de la oficialidad, rozaron el infarto cuando Stuani tuvo el empate.

Ahora queda rematar la faena. Y una vez salvada la categoría, nada de celebrar: vasito de leche y para la cama. Será entonces cuando habrá que hacer balance y analizar cómo a un club que lo tiene todo para navegar con cierta tranquilidad por Primera División casi se le queda cara de Deportivo de La Coruña. Pero no estaría mal ir cogiendo carrerilla y tomando notas, que luego llega el verano, la gente se va de vacaciones y se produce una amnesia colectiva de la que solo se sale cuando regresa el sufrimiento.

Parece ser que los mismos que diseñaron este proyecto serán responsables del siguiente, Abelardo mediante. La confianza ciega está bien hasta que el Lazarillo te suelta la mano y te la pegas contra la columna. Ellos sabrán. Lo que queda por delante es montar un equipo con menos dinero salvo ventas y reventas. Así que se avecinan semanas moviditas. Vamos, lo de siempre. Y que dure, ¿oísti?

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