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Eliminar la "maraña burocrática" y diseñar una "estrategia de competitividad", retos de la Asturias postcovid

Los expertos piden "activar las oportunidades que existen en la región" y administraciones públicas "orientadas a dar facilidades y no a crear dificultades"

Asturias tiene mimbres para afrontar un futuro que se adivina muy revuelto. Pero hacen falta acciones políticas decididas. "Más que pensar en reparar los daños del pasado hay que sentar las bases del futuro" y diseñar una "verdadera estrategia de competitividad". Hacen falta, por ejemplo, "administraciones públicas orientadas a dar facilidades y no a crear dificultades"; "eliminar la maraña burocrática". También «la reconciliación con el medio rural» y comprender que la diversidad es «una ventaja que Asturias debe hacer competitiva». Son algunas propuestas de los expertos al contestar a tres preguntas de LA NUEVA ESPAÑA sobre los retos de la Asturias postcovid.

Tres cuestiones clave

  1. ¿Qué es lo que más urge en Asturias en estos momentos, con la crisis postcovid y los problemas energéticos?
  2. ¿Existe riesgo de que las alas se queden descolgadas del centro de la región?
  3. Asturias bajará en breve del millón de habitantes, ¿un drama o no es para tanto?

Asturias debe negociar en Madrid, acceder a Bruselas y afianzar las alianzas con los vecinos

Fermín Rodríguez - Catedrático de Geografía y Ordenación del Territorio, CeCodet, Universidad de Oviedo

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"A mi entender, que Asturias se prepare para enfrentar un tiempo muy revuelto. Y así, y con suerte, lograr vivir en las condiciones a las que estamos acostumbrados. La secuencia de pantocazos por las sucesivas tormentas abre grietas en las partes más débiles del país, que los responsables tratarán de cerrar según se presenten. Si las grietas son estructurales, hará falta más: un proyecto que remocique el país, que identifique los grandes desafíos a los que se enfrentará a corto y medio plazo, y que exprese la voluntad de asumirlos como retos para regenerarse. No deben ser muchos. Se me ocurren cuatro grandes: industrial, demográfico, infraestructuras físicas y del conocimiento, y nueva gobernanza. Con él en la mano, Asturias debe negociar en Madrid, acceder a Bruselas, y afianzar las alianzas con los vecinos.

"No se trata de generar un documento, sino una nueva visión para un nuevo tiempo. Y un conjunto de protocolos. Y cumplirlos. Para eso hace falta una estructura sostenible que asegure el control y permita cursos de acción rápidos, ejecutados por equipos con talento y autonomía operativa. Su campo de juego vendría acotado por el consenso estratégico. El gobierno aseguraría la unidad de esfuerzo, y la adaptación de la Administración al método OODA : ‘observar’ lo que ocurre, para ‘orientar’ lo que se necesita, tomar la ‘decisión’ adecuada, y gestionar la ‘acción’ en el menor tiempo posible y en cada escala del mosaico.

"Asturias presenta grandes plataformas empresariales y una capacidad de generar enjambres de innovación. Es urgente conectarlos para apuntalar el sistema industrioso y enfocarlo en las empresas, garantizando un plus de seguridad para las electrointensivas (en compensación por el cierre de las térmicas aquí instaladas). Y completar los sistemas de infraestructuras e investigación (que es una manera de no perder talento), movidos con inversión público-privada y gestionados por equipos profesionales. La Universidad debe colaborar en la recomposición del mosaico territorial, dando cobertura a enjambres de jóvenes en centros de cooperación al desarrollo, concebidos como starts-up, actuando como generadora de capital social y contrabandista del conocimiento".

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"El tamaño y el conocimiento del territorio facilitan la estrategia. Hoy no hay lugar a visiones reduccionistas como la de dos alas . Es una metáfora anterior a 1980. Medio siglo después, las cosas han cambiado. En aquellos años había un distrito industrial que se relacionaba más con el exterior que con el interior del país, en el que funcionaban sistemas locales de empresa casi autónomos. Que convendrá reactivar. Hoy la integración regional es más sólida, pero el centro de la región no está libre del virus de la contracción. De tener alas, Asturias tendría muchas. Y hoy, a diferencia de años atrás, el sistema tecnológico no necesita grandes tamaños para afianzar empresas. La diversidad es una ventaja comparativa, que Asturias debe hacer competitiva. Ya no es una páxara pinta de corazón negro y ardiente, sino una libélula curiosa de muchas alitas, unidades de concejos, cada una con su movimiento, que debe ser sincronizado para avanzar. Bien juntos. Conviene identificar dónde se va perdiendo (en el occidente interior, en las comarcas mineras…) y revisar la táctica empleada.

"Convendrá hacer llegar el ferrocarril en ancho europeo a Gijón y Avilés-aeropuerto, y considerarlas como un nodo de estaciones de tránsito y no de término. Acabar las autovías La Espina-Canero y a Cangas del Narcea. Reformar la red de carreteras autonómica con criterios paisajísticos. Agilizar la implantación de nuevas telecomunicaciones en áreas rurales. Cuidar la imagen con la que Asturias atrae".

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"Es una señal. Hay que hacerle caso. Indica firme resbaladizo en pendiente peligrosa. Hay que poner atención a la conducción y encender las luces largas. Si la demografía fuera uno de los cuatro grandes retos para la regeneración, debería ser asunto de una consejería interdisciplinar, ordenación y promoción del territorio, pues el grueso cable de la contracción (desvitalización social y descapitalización física) se trenza con muchos hilos: la natalidad, el empleo, la conciliación de la vida familiar y laboral, la inmigración, el vacío territorial-envejecimiento, las ayudas por hijo...

"Se habla de comarcas. Es una oportunidad para generar en ellas núcleos de OODA que trabajen con una lógica de proyecto diferente a la del expediente, fuera de la maraña burocrática, disfuncional para la innovación, gastadora de tiempo y de recursos . Por su diversidad, Asturias tiene capacidad para generar muchos sistemas de mosaico. Y la necesidad de asegurar las grandes plataformas monolíticas con las que industrialmente cuenta. Las dos formas de producir generan mundos culturales que se deben conciliar en un tiempo de estrecheces. Pero es una suerte tenerlos. Y una obligación conservarlos dinámicos y eficientes".

Tenemos la imperiosa necesidad de poner en marcha una estrategia de competitividad

Juan Vázquez - Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo

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"Las urgencias se acumulan en tiempos como este de cambios geopolíticos globales, en el contexto económico de una inflación que nos traerá ‘sufrimiento’, como ha dicho el presidente de la Reserva Federal Americana, y en una época repleta de incertidumbres y transformaciones, tras la pandemia, con los desafíos del cambio climático y la guerra de Ucrania, que quizá nos conduzca al final de la ‘era de la abundancia’, como ha señalado el presidente Macron.

"Nuestras principales urgencias son comunes al conjunto nacional y de la Unión Europea y se relacionan con la necesidad de controlar la escalada inflacionista y reducir los costes y garantizar el abastecimiento energético. Concretando más, diría que resulta decisivo alcanzar un pacto social de rentas en el conjunto nacional y que, en el caso de Asturias, es vital, por un lado, limitar el impacto de la situación económica sobre la actividad y las inversiones de la industria y, por otro lado, actuar con agilidad y eficacia para captar fondos europeos y garantizar su empleo eficiente, dirigiéndolos directamente a la generación de actividad productiva y empleo.

"Pero además de lo urgente, conviene no olvidar lo importante y eso remite en Asturias a la imperiosa necesidad de poner en marcha una verdadera estrategia de competitividad y de contar con un entorno y un ambiente más favorable a la empresa y la creación de empleo. Creo, en cambio, que se está más a lo accesorio que a lo fundamental, que hay más retórica que sustancia, más gestos que consistencia y que estamos más ocupados en reparar los daños del pasado que en sentar las bases del futuro y en activar la Asturias de las muchas oportunidades que existen".

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"Ese es un riesgo en cierto modo ya cumplido, si atendemos a la evolución en las últimas décadas de las rentas, el empleo y la población en las alas y en el interior de Asturias. Esas zonas han sufrido sucesivas transformaciones y reconversiones, pero no han logrado encontrar unas fuentes estables de empleo que, junto con una adecuada dotación de equipamientos y servicios, son los elementos clave para evitar un proceso de continuado declive relativo.

"La paradoja es que ese mundo rural parece ser el que impregna muchas de las configuraciones y las dinámicas culturales y sociales que se extienden por la región, entendidas no como una saludable afirmación de identidades y tradiciones sino como repliegue y refugio, en una especie de pugna entre la Asturias ensimismada y la que sale a la intemperie y en una dinámica que parece conducir más a la aldea perdida que a la aldea global. Ahí radica un riesgo mayor: el de que el conjunto de Asturias se quede descolgado del proceso de profundos cambios que se están registrando en la economía global".

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"Esa es una barrera más simbólica que otra cosa, porque el problema ya existe desde hace tiempo, en toda su dimensión y como expresión de la dinámica regresiva que se ha impuesto en nuestra región. Hay una rara coincidencia en que se trata de uno de nuestros problemas más graves y de nuestros principales retos, pero también aquí hay más gestos que acción, más palabrería que eficaces medidas y, en mi opinión, algunos desenfoques.

"Por un lado, el problema demográfico asturiano no es tanto el envejecimiento (vivir muchos años es estupendo) como la baja natalidad y las salidas de población, sobre todo joven y cualificada, que constituye una sangría y una pérdida de recursos y talento que no somos capaces de detener. Por eso se hacen necesarias potentes y eficaces políticas de familia (una palabra que parece quererse desterrar), como se ha hecho por ejemplo en el País Vasco, y programas de oportunidades para los jóvenes. Por otra parte, el envejecimiento solo parece contemplarse en su vertiente negativa y en los costes que conlleva y no como oportunidad de generar actividad en productos y servicios demandados especialmente por ese segmento de población. Al final, todo confluye en un indicador poco utilizado pero que a mí me parece muy expresivo: un territorio que no es capaz de retener y atraer población, de conservar a su talento joven y de resultar atractivo para los inmigrantes, es un territorio fracasado".

Hace falta una Administración pública orientada a dar facilidades y no a crear dificultades

Pedro de Silva - Expresidente del Principado de Asturias

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"Creo que muchas veces lo urgente conspira contra lo necesario y hay que tratar de no sucumbir a esa conspiración, pues, aunque importa mucho sacar los balones que lleguen al área (’lo urgente’), lo que a largo plazo cambiará la situación son las estrategias políticas sostenidas. En mi modesta opinión, tres ejes estratégicos principales (’urgentes’ desde el minuto uno) son el montaje de unas cercanías ferroviarias tipo metro en la zona central de Asturias, a ser posible bajo un modelo público-privado; una vigorosa política de conservación y recuperación del patrimonio, con especial acento en el patrimonio histórico industrial –antes de que se caiga por completo–, y la reconciliación con el medio rural, que aunque parezca dormido alzará su voz de nuevo en cualquier momento. Pero este tercer eje conecta ya con la siguiente pregunta".

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"Ese es un riesgo estructural, que viene del propio modelo industrial y territorial que está en la base de la Asturias ‘moderna’, plegada sobre, digamos, el eje Puerto de Pajares-Puerto de El Musel. Sobre ese eje, rotando gracias la economía minera y la metalurgia, fue basculando, despoblándose y rezagándose la Asturias tradicional, en favor de su zona central, pongamos a lo largo de los dos últimos siglos. Tras el nacimiento de la autonomía, las tres circunscripciones, las enérgicas políticas de reequilibrio regional y la aparición de nuevas economías como el turismo han ido en la dirección de intentar revertir o, al menos, detener ese nuestro proceso de ‘vaciamiento’, que no es solo poblacional sino económico, dotacional y cultural, con pérdidas irreemplazables. Es una estrategia primordial, que no solo se debería mantener, sino intensificar, pues el riesgo sigue existiendo y cualquier caída de tensión puede agravarlo".

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"Ni me parece un drama ni, en mi opinión, se trata de un asunto respecto del que la política pueda hacer gran cosa. Las instituciones deberían concentrarse en los problemas que de veras está en su mano resolver. En un acto en el RIDEA, al lado del muy querido Presidente del Principado, dije hace pocos meses lo siguiente sobre el tema: nuestra demografía es la propia de un economía que durante décadas, por efecto de los terribles ajustes, no ha creado empleo neto. Así que, nadie se engañe, la receta principal será crearlo, mejorando las condiciones para ello, que más o menos ya se sabe cuáles son: una oferta laboral bien formada para aquello que se pretende, colaboración y ayudas para investigar e innovar y, sobre todo, administraciones públicas orientadas a dar facilidades y no a crear dificultades (la ‘eliminación de estorbos’ de la que hablaba Jovino hace casi dos siglos y medio). No habrá empleo si se pone tan difícil crearlo, ni servicios si no sirven al público. Atención, no digo desregular, sino evitar que la regulación acabe en parálisis. Si nos paraliza no habrá nada ya que regular".

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