Oviedo, Javier CUARTAS

El sector inmobiliario asturiano ha empezado a registrar los primeros cierres de oficinas de intermediación en la venta de viviendas por el «bache» que atraviesa el mercado, pero profesionales y empresarios consultados no ven en ello ningún síntoma de alarma ni de crisis, sino un ajuste natural y lógico por la desmedida proliferación de agencias inmobiliarias que se produjo en la región y en el conjunto del país desde que en 2000 el Gobierno del PP y su ministro de Economía, Rodrigo Rato, liberalizaran el acceso a la profesión.

Los cierres, que han empezado a producirse, según confirmaron expertos del sector, no son más que producto de una selección natural del mercado, que se manifiesta apenas se perciben síntomas de desaceleración de la actividad. Sin embargo, las fuentes consultadas desmienten que haya crisis inmobiliaria alguna, sino una normalización del mercado de la vivienda, que tiende a replegarse a los ritmos normales de crecimiento de las ventas y de encarecimiento de los pisos tras una época de incrementos desmedidos. En ese ajuste los agentes con menor solvencia, y que acudieron al sector en la época que aparentaba un crecimiento ilimitado, se quedan en el camino.

Liberalización

El sector habla de «cierta atonía», expresión utilizada también ayer en RNE en Asturias por el presidente de la patronal FADE, Severino García Vigón, para referirse al mercado de la edificación residencial, pero no de crisis. Es más, empresas como la franquicia inmobiliaria asturiana Factorhouse prevé, con los indicadores de que dispone en este momento, que el próximo trimestre el sector recobre de nuevo el ritmo de crecimiento, señaló César Pereira, director comercial de la cadena.

El presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Asturias, Antonio Vega, confirma que en la región han empezado a cerrar algunas agencias, cuya cifra no se atreve a precisar, pero no motivado, asegura, por crisis alguna sino por un «exceso de operadores». «No es que estemos asistiendo a ninguna catástrofe o que no se vendan viviendas, es que no hay mercado en Asturias para casi 3.000 agencias inmobiliarias».

Vega señala que la cifra de agentes inmobiliarios se disparó a raíz del decreto de Rodrigo Rato (PP) del año 2000 que liberalizó el sector y permitió que cualquier ciudadano pudiera ejercer la profesión. Hasta ese momento se exigía un título universitario y superar unas oposiciones. La supresión de las barreras de entrada por el Gobierno de Aznar (confiando en que ello abaratara las viviendas, lo que no se logró) y la fuerte escalada del mercado (tanto en precios como en número de operaciones) motivo un crecimiento inusitado. En efecto, el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma que en Asturias se pasó de 841 agencias inmobiliarias en 1999, a 2.693 a comienzos de 2007. «Se abrieron agencias como si fuesen bares», apunta Vega.

«Ahora lo que está ocurriendo no es una crisis, sino un autorregulación del mercado. El sector está volviendo a la normalidad. Crecimientos del 18 y el 20% anuales de los precios eran anormales, y ahora las subidas vuelven a ser del 7 u 8%», afirma el presidente del Colegio de Agentes. Vega agrega que el sector pasa por un período de cierta desaceleración, en parte motivada por efectos psicológicos: «Han repuntado los tipos de interés y muchos consumidores están a la espera de ver qué ocurre. Además reciben informaciones inexactas de que los pisos van a bajar de precio, lo que es falso, y todo ello hace que demoren la decisión de compra». En ese contexto, agrega, «quienes llegaron al sector pensando que era jauja y que había sitio para todos, no aguantan y cierran».

César Pereira, de Factorhouse, corrobora todo lo anterior y habla de «psicosis» sin fundamento. «Ha habido mucho intrusismo de gente que abría oficinas sin conocimiento del sector y que ahora cierra». Pero niega que haya crisis: «El próximo trimestre será excelente y nuestra empresa abrirá en 15 o 20 días cinco nuevas franquicias en Asturias, Galicia, Cantabria y Madrid».