Madrid

El impacto de la ralentización sobre el crecimiento económico español será mayor de lo esperado. El Banco de España estima que, durante el presente año, la economía española crecerá un 2,4 por ciento, muy por debajo de la previsión del 3,1% fijada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. El Banco de España ha enfriado notablemente las expectativas del desarrollo español por la deriva que está tomando un entorno internacional «menos favorable», por el encarecimiento de las materias primas y por un «ajuste más pronunciado» de la inversión en vivienda. El ministro de Economía, Pedro Solbes, se mantuvo en las previsiones hechas por su departamento aunque admitió que el cálculo fue hecho advirtiendo la existencia de «claros riesgos» a la baja.

El Banco de España advirtió ayer, con la publicación de su último boletín económico, de que tanto la estimación para el presente año como la de 2009 -un crecimiento PIB del 2,1 por ciento- están sometidas a «notables dosis de incertidumbre», y los riesgos son «a la baja», porque es posible que la actividad mundial «se resienta en mayor medida» de lo esperado o que se endurezcan más las condiciones financieras si sigue la inestabilidad internacional.

Pese a todo, el organismo supervisor asegura que la desaceleración permitirá «atenuar» importantes desequilibrios como el déficit exterior, la necesidad de financiación de la economía o el endeudamiento de las familias, que será «más moderado y sostenible» debido a la contención del gasto, así como la «gradual, pero continuada», moderación de los precios de la vivienda.

En cuanto a la inflación, el Banco de España espera que el incremento del IPC (Índice de Precios al Consumo) se sitúe a final de año «por debajo del 3 por ciento» -el último dato lo situó en el 4,6%-, aunque advierte de que en 2009 pueden producirse efectos de segunda ronda, que supondrían el traslado del encarecimiento del crudo y las materias primas a otros precios y a los salarios.

El Banco de España estima que la inflación baje en los próximos meses hasta niveles inferiores al 3 por ciento en el cuarto trimestre, y siga descendiendo en 2009. No obstante, advierte de que, al igual que en sus previsiones de crecimiento, las de inflación también tienen riesgos, en este caso al alza. Dichos riesgos son mayores el año que viene, porque «es posible que continúen las tensiones en los mercados de petróleo y de materias primas, y que éstas se trasladen a los costes laborales y a los precios interiores».

El Banco de España reconoce que la desaceleración de la construcción será «más pronunciada de lo esperado» porque la mayoría de los indicadores de este sector están mostrando al inicio del año una evolución «más desfavorable» que la de finales de 2007. Advierte asimismo de que, dentro de la construcción, la menor pujanza del sector inmobiliario puede suponer un menor dinamismo en la creación de empleo, así como una «desaparición de los estímulos procedentes del incremento de la riqueza que han estado impulsando el gasto de las familias en los últimos años». En este sentido, augura una fuerte desaceleración del consumo privado.