Oviedo,

M. MARTÍNEZ

J. L. SALINAS

Los altos ejecutivos que provocaron la crisis financiera internacional, que trajo como consecuencia la actual crisis económica, se han convertido en fichajes estrella de Wall Street. Y los que no, viven retiros de lujo tras haber ingresado multimillonarias indemnizaciones. Los grandes bancos estadounidenses, muchos de los cuales han recibido cuantiosas ayudas estatales, ya han registrado copiosos beneficios en el primer trimestre del año, y las medidas lanzadas por el presidente Barack Obama para regular el sector financiero son consideradas por los expertos «demasiado laxas». Aseguran que en Wall Street la fiesta comenzará, de nuevo, en breve. Y muchos de sus protagonistas serán los mismos que hicieron estallar el sistema allá por el verano de 2007.

Stan O'Neal es un ejemplo del retorno de aquellos ejecutivos con los que se inició la crisis financiera. Fue uno de los actores principales de las denominadas hipotecas basura («subprime») en Merril Lynch, lo que provocó que la compañía fuese adquirida por el Bank of America por 44.000 millones de dólares en septiembre de 2008, para salvarla de la crisis. O'Neal dejó Merril Lynch en 2007 con una indemnización de 161 millones de dólares. En 2008 ya pertenecía al consejo de administración de Alcoa, y ahora se ha incorporado a la firma de inversiones American Beacon Advisors.

Otro de los grandes responsables del desastre de Merril Lynch, John Thain, el mismo que se encargó de acelerar el pago de 4.000 millones de euros a los empleados antes de la quiebra total, ya ha anunciado que en breve dirigirá otra compañía.

Mark Walsh, que fue director de la inmobiliaria de Lehman Brothers, precisamente la causante principal del desplome del banco, se convierte en directivo de la empresa creada para salvar alguna de las inversiones de la entidad financiera. El máximo responsable de esa nueva compañía es Raymond Mikulich, el que fuera su mano derecha en Lehman Brothers.

Éstos son sólo algunos ejemplos de una «minoría elitista que se mueve en un ámbito de actuación concreto y con un amplio círculo de influencias», explicó un directivo de una importante agencia de inversiones.

Los expertos consultados por este diario prefieren mantener el anonimato, porque su trabajo en los parqués es, si cabe, el ejemplo más claro de la globalización de la economía. «Es una cuestión delicada que en España ni se plantea que pueda ocurrir, porque desde un punto de vista ético nuestra cultura rechaza que quienes han provocado un desastre de esta magnitud pueda ser una estrella rutilante y de prestigio como si nada hubiera ocurrido», aseguró un alto ejecutivo de una agencia de valores.

El principal problema en el caso estadounidense es que no existe una clara línea divisoria entre las entidades regulatorias y el sector privado. Otra explicación de lo que está ocurriendo es que «la mentalidad estadounidense y la nuestra están muy distantes», asegura un directivo de una entidad financiera. «Aquí llegó la crisis y una de las primeras medidas que se adoptó en los bancos fue congelar o bajar los salarios de sus ejecutivos. De todos. Eso en Estados Unidos ni se plantea. Al contrario».

De esta opinión también participa el directivo de la agencia de inversiones consultada. «Algunos directivos de entidades financieras de primer nivel se plantean subidas de salarios hasta el 50 por ciento para contrarrestar la inexistencia anual de bonus, lo que, a mi entender, manifiesta falta de cierta ética, ya que dichas entidades han estado -y es posible que vuelvan a estar- en condiciones de solicitar ayudas estatales para fortalecer sus partidas de balance más descompesadas».

La macroeconomía apunta a que la crisis aún seguirá golpeando y el paro seguirá creciendo, excepto dentro de esa «minoría elitista que se mueve en un reducido y concreto círculo de influencias», como denominó uno de los expertos consultados a los que regresan a las cenizas que dejaron atrás como si no hubieran estado antes allí.