Oviedo, Javier CUARTAS

Las participaciones accionariales que poseen las cajas de ahorros Cajastur, CAM, Extremadura y Cantabria en diversas empresas mercantiles pasarán a ser gestionadas por el futuro banco que van a constituir las cuatro entidades financieras, aunque esas inversiones y tomas de participación en compañías de diversos sectores seguirán siendo propiedad de las cajas respectivas que en la actualidad son titulares de esos paquetes accionariales.

Al asumir la futura entidad bancaria la gestión del conjunto de esas inversiones, la cartera global de participaciones pasarán a ser administradas por el presidente de Cajastur, Manuel Menéndez, en su condición de futuro consejero delegado (primer ejecutivo) del banco que promueven las cuatro cajas de ahorros.

Cajastur es, de las cuatro cajas participantes en el proyecto, la que aporta un volumen mayor de inversiones en compañías. Las participaciones accionariales de la caja asturiana representan más de la mitad del valor del conjunto de esas tomas de posición empresariales de las cuatro entidades de ahorro, que suman en total, según los balances consolidados a 31 de diciembre pasado, 4.000 millones de euros.

Que la futura sociedad central de la «fusión virtual» asuma el control y gestión de esas inversiones, aunque su propiedad siga siendo de cada una de las cajas, guarda relación directa con el compromiso recíproco de solvencia que han asumido las entidades integrantes del grupo. Cajastur, CAM, Extremadura y Cantabria se han comprometido a respaldarse por el cien por cien de los recursos propios de cada entidad participante y de su liquidez, mediante la creación de un sistema de tesorería global.

Para crear un SIP (sistema institucional de protección) o «fusión virtual» la normativa requiere que las entidades partícipes comprometan al menos el 40% de sus recursos en el proyecto conjunto. La vocación de compromiso recíproco de Cajastur, CAM, Extremadura y Cantabria alcanza en este caso el máximo posible con el fin de otorgar a esta integración la máxima condición de «grupo económico consolidable».

Para ello, el pacto alcanzado entraña que este SIP, articulado como un banco con sede en Madrid, se encargue de las políticas y estrategias de negocio del grupo, así como de los niveles y medidas de control interno y de gestión de riesgos de todas ellos. De esta forma, la nueva entidad asumirá las competencias en materia de gestión financiera, gestión de activos, pasivos, tesorería, riesgos, operaciones y sistemas y productos, pero también la gestión de empresas participadas. Al incluir las participaciones societarias en el ámbito de competencia de la sociedad bancaria en torno a la cual se vertebrará el grupo, lo que se persigue es dotar al conglomerado de un criterio de gestión uniforme y coherente en su política de inversiones y garantizar que las tomas de posición en otros negocios y empresas responda a los baremos de riesgo y solvencia del que se quiere dotar el grupo financiero.

Una actuación aislada de cualquier de los socios en la política inversora sin contar con las otras cajas asociadas podría implicar la asunción de riesgos excesivos, de los que el resto de entidades deberían responder de forma solidaria en virtud de la alianza de respaldo mutuo que van a establecer y en la que cada una responde del resto por el 100%.

De las cuatro cajas, las que tienen posiciones inversoras más relevantes son Cajastur y CAM. Caja Extremadura y Caja Cantabria se limitan prácticamente a intervenir en sociedades operativas en sus regiones de origen, amén de la presencia (al igual que Cajastur y CAM) en sociedades financieras vinculadas a la Confederación de Cajas (CECA). Pero Cajastur y CAM han sido mucho más activas en su entrada en compañías de interés regional, sino también en sociedades cotizadas en bolsa. Pero mientras CAM ha ido desprendiéndose de muchas de ellas para atender sus necesidades de liquidez, Cajastur, y sin perjuicio de que también ha hecho desinversiones en el pasado, ha seguido acrecentando su cartera. Recientemente entró en Itínere y acudió a las ampliaciones de capital de Ence y GAM, de las que ya era accionista, y también estuvo dispuesta a hacerlo en CAPSA para la frustrada compra de Puleva.