Las empresas asturianas quieren sacar partido ya de la reforma laboral -en vigor, aunque sujeta a variaciones en la tramitación parlamentaria- y de manera singular de aquellas disposiciones que facilitan los ajustes de salarios y jornadas de trabajo. Con la nueva recesión económica de fondo, los empresarios se están dirigiendo a los despachos de asesores laborales y también a las organizaciones patronales con una oleada de consultas que, según las informaciones recabadas, se refieren sobre todo a los llamados mecanismos de «flexibilidad interna». El presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Severino García Vigón, hizo ayer un llamamiento para que las compañías en dificultades utilicen preferentemente esa vía en sus ajustes, en lugar de recurrir a los despidos, también más fáciles y baratos desde el pasado 12 de febrero.

La reforma laboral coincide cuando la economía española enfoca la segunda recesión de la crisis, un bache que pasará una nueva factura al empleo, según dan por hecho el Gobierno y los agentes sociales. En ese contexto, los asesores laborales está recibiendo consultas acerca de los nuevos procedimientos sobre modificación de las condiciones de trabajo (jornada y salarios) o sobre la forma de «descolgarse» de los convenios sectoriales, para no aplicar subidas de sueldo u otras mejoras. Según Carlos García Barcala, abogado laboralista y socio de Garrigues, y Belén Fraga, también jurista y responsable del departamento laboral de la firma Vaciero, ésos son por ahora los asuntos sobre los que más se están interesando los empresarios. Las peticiones de información recibidas por FADE van en la misma dirección. «El despido debe ser el último recurso; la reforma incorpora medidas de flexibilidad que pueden mitigar el impacto de la recesión», defendió el presidente de la patronal, Severino García Vigón.

El empresario está facultado para modificar unilateralmente el salario del trabajador y la jornada «cuando existan probadas razones económicas, técnicas, organizativas o de producción». Esto ya era posible para aspectos distintos del salario antes de la reforma. Ahora se extiende al sueldo y se suprimen otras limitaciones que tenía la empresa. Las nuevas reglas del mercado de trabajo, reconocieron fuentes empresariales, conectan con un polémico diagnóstico que el anterior presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, hizo en 2010: «Para salir de la crisis hay que trabajar más y cobrar menos».

Los sindicatos temen que la reforma laboral tenga fuertes impactos en varios sectores productivos.

Servicios. Las centrales prevén una «fuerte desregulación» de las jornadas y de los salarios en la hostelería y el comercio. Muchas empresas, aseguran desde UGT y CC OO, ya habían planteado incluso antes de la reforma ampliaciones o cambios de las horas de trabajo.

Construcción. Los sindicatos presagian otra oleada de destrucción de empleo en la construcción «Lo que queda ahora es gente con contratos indefinidos; las empresas pueden aprovechar la caída de actividad y la congelación de las inversiones públicas para llevar a cabo despidos baratos acogiéndose a la reforma», alerta Jeremías Dos Santos, líder de la Federación de la Construcción en CC OO.

Industria. Las centrales intuyen que la reforma laboral, combinada con la recesión, traerá más despidos y ajustes de salarios y jornadas de trabajo. «Esta reforma abre paso a que empresarios sin escrúpulos hagan lo que quieran», se quejó Damián Manzano, secretario de acción sindical de la Federación de Industria de CC OO.

La industria asturiana ya estaba en clave de ajuste antes de la reforma laboral. Según las opiniones recogidas por la encuesta de coyuntura industrial que elaboró SADEI el pasado diciembre, el 38% de las compañías del sector prevé reducir plantilla en los primeros meses de 2012, ante la caída de producción y de pedidos (ver gráfico inferior).