Hacienda les ha montado un buen lío a las ópticas. La Agencia Tributaria reclama al sector una regulación masiva del IVA correspondiente a las monturas de las gafas, después de detectar que el sector no ha aplicado el aumento de este tributo, que en 2015 pasó del 10% al 21% para las operaciones entre los distribuidores y los establecimientos de venta al público. La factura para las empresas, entre ellas las doscientas ópticas asturianas, podría moverse entre los 100 y los 200 millones de euros.

El problema parte de que los distribuidores de las monturas no se dieron por aludidos por la subida fiscal y continuaron repercutiendo un IVA reducido (10%) a las ópticas cuando las monturas iban a ser combinadas con cristales graduados. La patronal de los distribuidores explicó ayer que contaba con que Hacienda apoyaría que las monturas tributasen al 10% (como de hecho ocurre cuando ya están combinadas con los cristales y las gafas se venden al público), ya que sus características objetivas hacen que su fin único sea la confección de unas gafas con graduación". Las empresas interpretaron que el producto iba a tener como destino solucionar un problema sanitario y que, por tanto, debía de tributar por el tipo reducido.

Pero una consulta anónima a la Dirección General de Tributos lo cambió todo. El organismo respondió a la pregunta que el IVA de las monturas, antes de que se les instalaran los cristales, tiene que ser del 21% en todos los casos, y que debe reponerse el dinero que no se había pagado por la tasa en 2015 y 2016.

Según la presidenta del Colegio de Ópticos y Optometristas de Asturias, María José Prado, esta situación no se trasladará al consumidor final. "El IVA de las gafas seguirá en el 10%", dijo. Serán los distribuidores de las monturas los que tengan que arreglar cuentas con las ópticas. "A los pequeños establecimientos les puede suponer un gasto superior a la facturación mensual", apuntó. Según los cálculos, el arreglo podrá llegar a estar entre los 10.000 y los 100.000 euros por establecimiento.