El Gobierno español por segundo día y el presidente del parlamento europeo, el conservador italiano Antonio Tajani, arremetieron ayer contra el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, por sus críticas despectivas a los países del Sur y lo que este político holandés percibe como cultura del derroche de los pueblos meridionales. Tajani dijo que era "inaceptables".

La Comisión Europea fue más lacónica, aunque su vicepresidente para el Euro y el Diálogo Social, Valdis Dombrovskis, que se amparó en el principio de "no hacer comentarios sobre comentarios", dijo que "todos los países tienen que ser tratados con respeto".

El ministro español de Asuntos, Alfonso Dastis, tachó de "estereotipos" los juicios de Dijsselbloem, y dudó que sean compatibles con su función en el Eurogrupo, donde tiene que buscar consensos. Y el portavoz del Gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo, calificó de "majadería" las palabras del presidente del Eurogrupo, aunque evitó pedir su dimisión e instó a dar "tiempo al tiempo". Varios dirigentes socialdemócratas europeos sí emplazar a su correligionario holandés a dimitir.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, apreció "cierto cambio de tono" en Dijsselbloem tras sus disculpas, aunque espera de él nuevas explicaciones.

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, afirmó que fue una "formulación increíble", pero añadió que el hecho de que se diga una "tontería" no significa que la "idea europea no funcione".