En un futuro no muy lejano los coches con motores diésel o gasolina serán toda una rareza. Los gobiernos van preparando el terreno para poner coto a la circulación de estos vehículos por sus calles. El último en hacerlo ha sido Reino Unido al prohibir la venta de turismos que usen estos combustibles a partir de 2040. Aun queda tiempo, pero el cambio de marcha es significativo. Una medida similar ha tomado Francia y más a corto plazo incluso, ya para 2018, la ciudad de alemana de Stuttgart ha prohibido que los coches a gasóleo se muevan por sus carreteras. Madrid tiene planes parecidos para dentro de unos pocos años. El camino va asfaltándose y el objetivo es el de recortar los efectos contaminantes para luchar contra el cambio climático.

Si embargo, los vehículos que están llamados a tomar el relevo de los más contaminantes, los eléctricos, no acaban de arrancar. Al menos, en cuanto a sus ventas, y van con el freno de mano echado. Según los datos que maneja la patronal nacional de fabricantes, Anfac, en los primeros seis meses del año los concesionarios asturianos solo vendieron en la región 28 coches que funcionan con energía eléctrica. Poco más de cuatro al mes, y solo dos más que en el mismo periodo de 2016.

El presidente de la patronal asturiana de los concesionarios y los talleres (Aspa) Rogelio Cuesta, asegura que lo que sí que está creciendo con mayor fuerza es la venta de híbridos (aquellos que combinan la carga eléctrica con otro tipo de combustibles, generalmente gasolina). Los datos avalan sus sensaciones. En los primeros seis meses del año se vendieron en la región 332 turismos con esta tecnología, son 144 más que en el mismo periodo del año anterior.

Pese a las subidas, Cuesta pone el acento en que las cifras continúan siendo bastante modestas. Nada para tirar cohetes.

El principal problema de estos vehículos, menos contaminantes y mucho más eficientes, es su precio, generalmente más elevado que el resto. El gobierno nacional acaba de aprobar un paquete de ayudas, el llamado plan "movea", para quienes quieran comprar un turismo eléctrico, aunque algunas asociaciones de consumidores aseguran que el paquete de subvenciones (de poco más de 14 millones de euros) resulta insuficiente para dar un verdadero empujón a las ventas.

Pese a todo, la apuesta es clara y el cambio de tendencia irá a más. Conscientes de que los turismos eléctricos serán en unos años inmensa mayoría por las carreteras, los fabricantes han invertido enormes cantidades de dinero para poder subirse a esta ola e ir perfeccionando sus modelos. Pero, aguas abajo, también los empleados de los talleres se están reciclando para enfrentarse a las averías que tienen esta clase de vehículos, que suelen ser algo más complejas que las de los que funcionan con gasóleo o gasolina. La patronal Aspa ya ha llevado a cabo varios cursos en el centro de formación que tiene en Olloniego (Oviedo) para ir preparando a su personal a enfrentarse a estos problemas cuando la demanda explote.

En España hay solo 21.400 vehículos eléctricos en circulación, la mayoría son flotas de furgonetas de algunas empresas. Son clara minoría frente a los 28,5 millones de coches con motor diésel o gasolina que hay por las carreteras españolas. El reto es que dentro de un par de años los eléctricos sean ya 150.000, y poco a poco la familia crezca y vayan tomando el mando.

Otro punto flaco de esta tecnología es que los puntos de recarga son aún escasos. Según las cuentas del Gobierno, en la región hay 29 con 49 enchufes en total, la mayoría en Oviedo y Gijón.