El "informe ERA" no es en realidad un documento, sino un conjunto de tomos resultantes de la información recopilada y los análisis realizados por economistas, sociólogos, geógrafos y otros profesionales. Se radiografiaron los recursos y necesidades en infraestructuras, formación, investigación, ordenación del territorio, tejido empresarial, promoción económica... Aspectos que otros autores y equipos habían estudiado antes, aunque no con un enfoque tan global y sistemático. El grupo dirigido por el sociólogo catalán Manuel Castells, catedrático de la Universidad de Berkeley, y coordinado por Juan Vázquez, catedrático asturiano de Economía Aplicada, trató de abarcar todos los factores con influencia en la crisis asturiana y en la forma de abordarla. Incluido el factor psicológico: las "imágenes sociales" que los ciudadanos tenían de los problemas. Imágenes que, determinaba el ERA, suponían "una parte no menor" de esos mismos problemas.

Bajo la coordinación del estadounidense Stephen S. Cohen, profesor en Berkeley como Castells, se organizaron grupos de discusión con ciudadanos de distintas edades, profesiones y municipios. Algunas de las conclusiones que se extrajeron de aquellos encuentros se enuncian en los siguientes puntos con frases textuales del informe final.

Sin alternativas. Dominaban los discursos en los que "no se ven alternativas" a los problemas, de que "no hay salida" para la región. "Concluyen que Asturias es hoy (por 1992) una región sin futuro". "La gente tiene la impresión de que la única solución que se propone para el futuro de la región es el turismo".

Aislados. "Se dice que en el terreno de las carreteras es en el único en que se está avanzando". Sin embargo, "la imagen que prevalece todavía es la de una región aislada en un rincón remoto de España, de difícil acceso, marginada en las redes de comunicación".

Acreedores. "Desempeña un papel clave la idea de que Asturias está en posición acreedora en sus relaciones históricas con el Estado. Según esta idea, el Estado estaría en deuda con Asturias por haber determinado un tipo de desarrollo económico regional basado en la empresa pública, que supondría necesariamente su dependencia".

Los gobiernos. "La impresión generalizada es que el Gobierno central es el único gobierno real, efectivo, el que decide". Los asturianos piensan en 1992, según el ERA, que sus gobiernos autonómicos "han actuado siempre como delegados del Gobierno central" y que nunca han tenido una "política propia".