Por una esquina de los exteriores de la plaza de toros de El Bibio aparece una joven mierense de 29 años, de nombre Patricia Múñoz, que porta un cartel muy llamativo: "Güelito, hoy lucho por los dos". Va de la mano de su padre, Mario Luis Muñoz, pensionista, y que es quien sostiene económicamente a la familia. En la última revisión, la famosa subida del 0,25%, la paga le ha subido dos euros al mes. "Da para poco más que una barra de pan", se lamenta. "Ya está bien de que nos tomen el pelo. Porque si ellos (en alusión a los políticos) pueden vivir con una subida de dos euros al mes, los demás no, y no nos queda otra que pasar más hambre que el perro de un comediante", comenta. El cartel llama la atención y muchos de los jubilados piden hacerle una foto. Un recuerdo a guardar en la memoria del móvil.

Ella lo ve negro. "Creo que al paso que vamos no llegaré a ser pensionista", dice Patricia. Ahora está preparando unas oposiciones para maestra que no acaban de convocarse. "Dicen que para el año que viene", apunta lacónica. Su padre añade que con su pensión no da para que la hija pueda independizarse. "Tenemos que estirar la paga al máximo, todo lo que se puede y más aún", destaca. Acompañándolos va un amigo, Juanjo de la Lama, pensionista de la minería que asegura que la de ayer no será la última protesta. "Serán muchas más, hasta que el Gobierno dé su brazo a torcer y rectifique", dice.

A solo unos metros espera pacientemente la salida de la manifestación Mercedes Augusto. Lo hace de la mano de su nieto Lucas Besteiro. "Tengo dos hijos y uno está en el paro y necesitan trabajar, y la pensión de mi marido cada vez es más pequeña y no se les puede ayudar como quisiéramos", explica. Señalando a su nieto se emociona: "Veo su futuro muy oscuro". El truco para ir tirando es exprimir la paga. Cuadrar las cuentas cuesta mucho esfuerzo: "Si tenemos patates, les comemos y les cenamos, y si tenemos huevos, hacemos una tortilla para todos. Entre que pagas la comunidad, el gas y el agua, adiós", explica.

José Manuel Pérez, vecino de San Martín del Rey Aurelio, es un futuro pensionista. Lleva unos años en el paro, pero el que viene le toca jubilarse. "Tengo 45 años cotizados, y a ver qué pasa", se resigna. También ve muy oscura la situación. A su lado, Ana María Ovalla añade que la pensión le subió 90 céntimos. "Eso no da para nada, porque subió el gas, la luz, así que...", señala.

Ya en la plaza de Begoña, Rosa Suárez, una exautónoma, critica que tras 40 años cotizados solo han quedado 670 euros de pensión. "Estuve toda una vida cotizando para poder tener ahora una independencia económica y ahora me veo abocada a vivir de la pensión de mi marido", señala.