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El alto precio, el escollo principal para que estos vehículos calen

Javier Izquierdo, a punto de recargar su coche eléctrico en la ecoestación de EDP en Roces (Gijón). ÁNGEL GONZÁLEZ

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El principal problema de estos vehículos está en el precio, argumenta Adriano Mones, director regional de desarrollo de mercado en Asturias de la multinacional Phoenix Contact, asentada en Llanera, y dedicada a la fabricación de componentes eléctricos. Un coche enchufable "no de lujo", puntualiza, viene a costar entre 25.000 y 45.000 euros. Depende, evidentemente, del modelo y de la marca. Aunque la previsión es que esas cifras vayan conteniéndose en los próximos años, a medida -puntualiza Juan Carlos Aguilera- de que la demanda vaya en aumento y las producciones se realicen en serie. Es decir, en cuanto estos vehículos se popularicen y tomen las autopistas.

Aunque la inversión inicial es elevada, el ahorro a largo plazo puede resultar más que interesante, sobre todo en momentos, como el actual, en el que el precio de los combustibles ha escalado con fuerza. Javier Izquierdo tira de calculadora mental y rápidamente obtiene la comparativa. "Un coche eléctrico consume un euro y medio de electricidad cada cien kilómetros y los convencionales gastan como siete y medio en la misma distancia", apunta. A esto hay que sumar que las entrañas de estos turismos tienen menos complicaciones, funcionan gracias a una batería y a un motor, por lo que no necesitan ni siquiera pasar revisiones para cambiar los filtros o comprobar de forma periódica los niveles de aceite porque no lo tienen. Por todo ello, su vida es también mayor.

El jefe de movilidad de la eléctrica va a los mandos del vehículo eléctrico por la AS-II (que une Oviedo con Gijón) mientras explica los componentes del coche, sus ventajas e inconvenientes. "Todo el suelo del coche es la batería", destaca. Éste es otro de los puntos flacos de esta nueva forma de transporte. La autonomía, cuando la carga está al cien por cien, ronda los 250 kilómetros en la mayoría de los vehículos. Esto quiere decir que no se podría llegar, por ejemplo, del tirón a Madrid porque el coche se quedaría tirado a medio camino, aproximadamente, por Valladolid.

Aguilera señala, por contra, que para los trayectos cortos que se hacen en el día a día y que, en conjunto, no suelen pasar de los cincuenta kilómetros, este tipo de vehículos son perfectos.

Pero ya se está investigando en mejorar estas baterías que por el momento están hechas de litio pero que, en un futuro, cada vez más cercano, podrían llegar a ser de otro tipo de material como el grafeno. "Curiosamente", explica Izquierdo, "este tipo de vehículos consumen menos por ciudad que por autopista", lo contrario de los que tienen un motor a combustión. ¿Por qué? La respuesta es que estos modelos suelen aprovechar la energía que generan las frenadas para ir recargando la batería.

Una vez acabada la red de recargas a instalar en la región, la mesa de movilidad asturiana se ha marcado como objetivo involucrar también a las comunidades de vecinos en todo este proceso, según señala Aguilera, para facilitar que quien quiera pueda tener un enchufe para recargar su vehículo eléctrico en la plaza de garaje de los bajos de su vivienda. Izquierdo apunta que esta debería de ser, sin duda, "la carga más importante". El objetivo, señala, es que los usuarios puedan dejar enchufado el coche durante la noche (generalmente la batería está completamente recargada en unas ocho horas, a no ser con los de carga rápida) y que esa carga se complemente durante el día con los enchufes que pueda haber repartidos por restaurantes, supermercados o centros de trabajo. La idea es poder dejar el turismo "enchufado" mientras se hace cualquier tipo de recado o se está en el tajo.

El del transporte es uno de los sectores que más contamina y que más gases escupen a la atmósfera, pero, paradójicamente, es también uno de los que menos pasos ha dado durante los últimos años para tratar de recortar esas emisiones. Por eso, los primeros usuarios de coches eléctricos son también los que están más concienciados con el medio ambiente y con la necesidad de potenciar fuentes de energía renovables y, consecuentemente, menos contaminantes. En esa línea, Adriano Mones, resalta que uno de los sectores que también ha mostrado interés en potenciar este transporte es el turístico, para lograr atraer a la hornada de turistas ecológicos. Por eso, desvela, se está incluso buscando la posibilidad de que estos vehículos puedan tener algún trato preferencial en los parques naturales de la región.

Porque una de las principales ventajas de estos coches es que, según dice Aguilera, la única emisión contaminante que tienen es la de la fricción de las ruedas contra el suelo. Con la infraestructura ya montada, "Asturias tiene una oportunidad única para subirse a esta movilidad sostenible", destaca Izquierdo.

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