La compañía energética Gas Natural Fenosa (que a partir de ahora se llamará Naturgy), y que en Asturias es propietaria de la central térmica de Soto de la Barca (Tineo), no invertirá en ninguna de sus centrales térmicas de carbón en las que no pueda cumplir con los criterios de rentabilidad para esa inversión, dijo ayer el presidente de la sociedad, Francisco Reynés, al término de la junta general de accionistas de la compañía. Reynés aseguró que para las centrales de carbón será necesario, en el caso de tener que afrontar una inversión para adaptarse a las exigencias medioambientales para seguir abiertas a partir de 2020, "analizar la rentabilidad de esta inversión".

Esto deja en el aire el futuro de las centrales de carbón de Meirama (A Coruña) y la de Soto de la Barca, una vez que ya se sabe que la compañía tiene previsto cerrar la de Anllares (León). La compañía (resultante de la fusión de la catalana Gas Natural y de la galaico-madrileña Unión Fenosa) sí acometió inversiones en la central de carbón de La Robla (León), lo que por ahora garantiza su continuidad a la espera de lo que se decida con la descarbonización del sector eléctrico para reducir las emisiones contaminantes.

"No vamos a hacer inversiones que no impliquen la recuperación de la inversión, ya que el dinero no es nuestro, sino de nuestros accionistas", dijo el presidente de Naturgy. Reynés aseguró que hay una tendencia ya instaurada en Europa de reducir las emisiones, por lo que las inversiones necesarias en las plantas de generación deberán estar bajo criterios de retorno de la inversión "Nuestra postura es práctica y nada política. Vamos a analizar, si llega el momento, la rentabilidad de la inversión en función de lo que pueda dar y lo que pueda invertir. No vamos a ser abogados ni del cierre" de las térmicas "ni de que se mantengan abiertas", añadió.

De concretarse el cierre de Soto de la Barca esta será la segunda clausura de una central térmica que se lleva en Asturias en solo unos meses. Antes, había sido Iberdrola la que había dado un paso adelante con el anuncio del cierre de la de Lada (Langreo) alegando también razones medioambientales.

Gas Natural ya cerró hace años uno de los tres grupos que la térmica de Narcea. Sin embargo, ahora lo que está en el aire es el futuro de los dos grupos restantes, Narcea II y Narcea III, de mayor potencia y algo más modernos. Su funcionamiento hasta el año 2020 está asegurado, según afirmaron tiempo atrás directivos de la compañía. El problema es a partir de esa fecha. Las dos instalaciones están acogidas al llamado plan nacional transitorio de emisiones contaminantes, que establecerá unos techos de emisiones empresa por empresa, de modo que cada una de ellas pueda administrar la producción de sus instalaciones sin superar esa barrera. Pero las compañías que realicen menos inversiones en desnitrificación y las instalaciones que carezcan de los nuevos equipos serán muy vulnerables.

Para poder alargar la vida de la planta de Tineo sería necesario que Gas Natural construyera una planta de desnitrificación y que tendría el objetivo de reducir de forma considerable las emisiones contaminantes que escupe a la atmósfera.

En juego están un centenar de puestos de trabajo (en Lada son 90 los empleos que se perderán, aunque Iberdrola ha prometido hacer un esfuerzo para recolocar a los trabajadores en otras instalaciones de la región) a los que hay que sumar a 45 que pertenecen a una subcontrata gallega que trabaja para la central.