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Arcelor usará la acería de Avilés para sacar partido del auge del sector eólico

La siderúrgica aprovechará las obras en la planta para completar la mejora de los hornos altos de Veriña renovando la refrigeración del B

Arcelor

-Mittal quiere aprovechar el viento de cola de la energía eólica. A captar buena parte de los renovados aires de ese negocio estará orientada la segunda fase de ampliación de la acería de Avilés (la LD-III), que ya tiene fecha de inicio: el día 1 de octubre. El de las renovables será un sector con un intenso crecimiento de la demanda de acero gracias al proceso de descarbonización de la economía y al despliegue masivo de tecnologías limpias dentro y fuera de España. En ese contexto, la nueva reforma de la acería avilesina permitirá a Arcelor fabricar una chapa de mayor grosor y mucho más resistente, justamente lo que están demandando tanto los fabricantes de torres eólicas marinas ("off shore") como de las que se instalan tierra adentro.

Al mismo tiempo que Arcelor reforma el segundo de los convertidores de la acería, aprovechará para hacer obras en uno de los dos hornos altos de Veriña (Gijón), concretamente el B. La multinacional tiene previsto cambiar el sistema de refrigeración de esta instalación mediante una operación similar a la que llevó a cabo en 2016, cuando remodeló la otra máquina de colada continua de la acería al mismo tiempo que renovó la refrigeración del horno alto A de Veriña.

La máquina que se va a reformar ahora en la acería va a conservar su característico molde curvo, pero cuando la obra esté terminada podrá suministrar al tren de chapa gruesa de Gijón unos desbastes de mayor ancho y espesor. "De lo que se tratará es de tener un mejor producto", señalan fuentes de la siderúrgica. Y añaden: "Lo que están pidiendo los clientes es tener un producto con un mayor grosor, que sea más eficiente".

El tren de chapa fue uno de los talleres, junto con la propia acería avilesina, que batieron su récord de producción el año pasado. Esta instalación gijonesa es capaz de producir anualmente unas 800.000 toneladas de chapa y hace unos años fue sometida a varias mejoras para mejorar sus resultados. Esas obras funcionaron, de modo que se está consiguiendo producir a un menor coste.

Si bien aún quedan meses para el arranque definitivo de los trabajos, Arcelor lo tiene todo previsto. De hecho, ya ha llevado a cabo los preparativos para cambiar uno de los puentes grúa del interior de la acería, el que no se tocó hace tres años. "Será un obrón", resumía un portavoz de la compañía.

La siderúrgica está haciendo una decidida apuesta por diversificar sus productos en la región a la vez que se abre a nuevos mercados hasta ahora inexplorados. La fabricación de acero para torres eólicas es una de las líneas por las que se apostará cuando las obras de la acería estén finalizadas, pero Arcelor también quiere meter de lleno la cabeza en el naval, donde ve grandes posibilidades de negocio.

Las obras de la acería también incluirán una mejora del sistema de captación, aspiración y depuración de gases del convertidor, con el objetivo de recortar la emisión de gases de esta instalación al exterior y así conseguir cumplir con las nuevas exigencias medioambientales que impone la Unión Europea (UE). Eso sí, la compañía, al transmitir a los sindicatos la fecha definitiva en la que los trabajos van a ponerse en marcha, puntualizó que siguen supeditados a que las plantas asturianas logren buenos resultados económicos durante los próximos meses. La inercia es buena, al menos aparentemente, ya que varios de los talleres de la multinacional lograron resultados históricos en 2018. En conjunto, las instalaciones sumaron una producción de 4,9 millones de toneladas, rozando los 5 millones que se habían previsto. Completar ese objetivo no fue posible por alguna avería en la propia acería avilesina y por el incendio de las baterías de coque.

Con la segunda fase de la acería de Avilés, Arcelor-Mittal culminará una ronda de grandes inversiones en Asturias, que han incluido la reconstrucción de las baterías de coque de Gijón, la ampliación de algunos talleres claves como el de carril y la remodelación completa de la acería avilesina. Solo durante el año pasado, la multinacional presume de haber invertido en sus instalaciones asturianas 177 millones de euros, de los que la gran mayoría, 121, se destinaron a mejorar sus instalaciones, otros 22 al taller de cilindros y 34 más a mantenimiento.

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