En el momento de anunciar esta tercera edición de las Jornadas sobre Perspectivas de la Industria Asturiana organizadas por el RIDEA, nos están llegando noticias repetidas en los periódicos señalando que éstas son horas bajas para la industria. Pero este es también el momento de señalar que en realidad lo que corresponde es un mayor optimismo y esperanza en su evolución favorable. A pesar de las malas noticias, incluso de las que nos puedan parecer que son ilógicas o injustas.

Todavía hace poco más de un año, los datos de 2017 indicaban un crecimiento industrial muy importante para Asturias cerca de los dos dígitos, y el sector industrial representaba más del 23% del valor añadido bruto (VAB), correspondiendo el 67,4% a servicios. Sin embargo en el año 2018 se dieron números más bajos, aunque en Asturias se resistía mejor que en otras regiones. Algunos datos del INE 2017 para Asturias en términos de empleo indican en el sector industrial 49.277 empleos, de los cuales correspondían 16.461 a metalurgia y mecánicos, 7.457 a sector alimentario, 6.667 a extractivo (aguas, energía, residuos), al de minería no metálica 2.262, o 1.590 a la industria química. La evolución de los valores del sector industrial en porcentaje respecto a otros son mejores que en valores absolutos. Los números están por supuesto ya muy lejos de los analizados en el año 2000 por Juan Vázquez y Ramiro Lomba en un magnífico trabajo sobre "La industria asturiana, un sector en transformación", cuando se estaba aún pasando "de la espera en el maná de las iniciativas y capitales foráneos a la activa búsqueda de mercados externos". No obstante, también es cierto que alguien puede encontrar aún alguna reminiscencia del pasado en la justificación de cierta escasez de iniciativa actual.

En el año 2007 la Asociación de Industrias Químicas y de Procesos de Asturias editó un libro "Estudio sobre los criterios de localización de la industria química y de procesos". La base del trabajo fue una serie de entrevistas a un importante número de directivos de empresas y organizaciones químicas de España y Europa con conocimientos y/o responsabilidad específica en este tema. Se analizaron 61 factores y el que resultó más importante era el precio y suministro de electricidad. Conviene recordarlo en este momento. A continuación aparecían los diferentes aspectos logísticos, seguidos de gas, agua, actitud de la Administración, normativa legal y disponibilidad de superficie. Estos factores siguen siendo igualmente válidos actualmente, y deben ser objeto de atención continua cuando se trata de la promoción del sector, lo que siempre será mejor que tener que afrontarlos como crisis.

En todo caso, frente a una postura pesimista, nuestra postura no puede ser otra que de confianza y de encontrarnos en un punto de inflexión. La postura pesimista que en algún momento pudiese surgir no sería más que otro problema añadido a los existentes, y la mejora social sólo puede generarse a partir de un enfoque de confianza en el futuro. El desarrollo humano se ha basado en la apuesta por un futuro mejor, y si deja de haberla acabamos mirando hacia atrás. Para ello deben tomarse de forma continua medidas de previsión e inversión en el futuro. Las actuaciones en educación o en comunicaciones son buen ejemplo, las infraestructuras ferroviarias, la necesidad de comunicaciones aéreas son algunas de ellas, cuyos resultados suelen ser visibles de forma sencilla.

Nuestros sistemas de evaluación y prospectiva precisan también mejorar de forma continua, aunque no debe olvidarse que esto precisará dedicación y apoyo económico. Quizás ello pueda reducir el problema de que no haya interés en ciertos temas, hasta que saltan las alarmas en grado máximo, cuando quizás ya no se pueda hacer nada. A veces se piensa que cuando las cosas van bien, no hay que hacer nada, pero eso no es cierto en un mundo competitivo en el que todos están incorporando innovaciones, y si no se hace, simplemente se está perdiendo el tiempo. Por tanto se precisa una apuesta continuada por la innovación y desarrollo, y ello representa por supuesto una apuesta económica.

Se deben conocer cuales son nuestras ventajas competitivas, pero también los riesgos que nos amenazan. Se decía hace poco en el Club de Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA que internet no genera un mundo plano para la industria, si no uno donde se va concentrando en puntos concretos o cluster, como quizás el Levante para el campo del turismo. Asturias puede ser uno de esos cluster en el sector de la industria de procesos. Ello requiere avanzar también como entorno de innovación y promoción de la transferencia tecnológica. Y se precisa trabajar en todo momento en política industrial, superando algunos de los problemas que se han ido comentando.

El planteamiento inicial puede ser cómo hacer que poner industrias de procesos en Europa, y más específicamente en Asturias, sea atractivo, es decir que sea rentable. Y en particular dando confianza a largo plazo. Querer conocer las perspectivas a largo plazo es lo que han estado pidiendo algunas empresas bien conocidas con problemas en este momento. No parece necesario realizar comentarios adicionales sobre un tema de actualidad como es el sector de los electrointensivos. Por supuesto que muchos otros aspectos de desarrollo industrial son también clave, como por ejemplo la introducción de las tecnologías del mundo digital, que está cambiando las perspectivas de la industria, desde el mundo informático al mecánico y al de procesos

Necesitamos también una sociedad con más iniciativas, de todo tipo. Más iniciativas para avanzar en la cultura industrial. Necesitamos crear cosas, pequeñas, para el futuro, sin esperar a encontrarnos con algo maravilloso. Asimismo se debe procurar captar elementos de competencia, y evaluar si cuando nos dicen algo, ello resulta factible o no. Necesitamos hacer más atractiva la región a los ojos exteriores. Se señala frecuentemente que uno de los grandes problemas es la falta de niños, y es cierto, pero esto también es un efecto de otros, la visión actual de los jóvenes, y muy en particular en el contexto aquí presentado, de unas expectativas económicas que no se visualizan como favorables. En todo caso, es evidente que la cultura industrial asturiana está cambiando y deberá cambiar más en el futuro, con el enfoque que vaya exigiendo la realidad española y global.

Al introducir la primera edición de estas jornadas hacía hincapié en nuestra propia experiencia industrial como elemento de desarrollo, mientras al presentar la segunda edición comentaba la necesidad de introducir más I+D+i en el sistema. Como decía antes, en esta tercera entrega tiene que ser la del optimismo ante las dificultades. El sector energético debe recomponerse, así como su impacto en las empresas altamente dependientes; los sectores existentes se irán actualizando con nuevos productos y con mayor digitalización, y finalmente deben aparecer nuevos sectores que aprovechen de forma sostenible nuestras capacidades.

Y ya para cerrar la presentación de estas terceras jornadas, conviene recordar la continua atención y análisis de las necesidades de los clientes como valor primordial de los sectores productivos, como ocurre con los sectores que se presentan este año: el sector eléctrico, los centros tecnológicos, la industria farmacéutica y la de fertilizantes