Punto y seguido en la crisis de Vesuvius. La plantilla de la multinacional en Riaño aceptó ayer la última propuesta de la compañía para impulsar un expediente de regulación de empleo (ERE) que conllevará el despido de 85 de los 111 trabajadores de la planta. Otros 19 seguirán empleados para la compañía en Asturias realizando tareas comerciales y siete se prejubilarán. Pero no será un punto final. Los empleados aceptaron las salidas "en muy buenas condiciones económicas", aclararon, a cambio de que se conforme ya una mesa de negociación en la que estará presente la propia compañía, la Administración central, la regional, los ayuntamientos y el comité de empresa para buscar una alternativa industrial a las actuales instalaciones langreanas. Fuentes del Principado señalaron que el encuentro tendrá lugar "en días", aunque deberá ser el Ministerio de Industria quien convoque a los invitados a la mesa. La fecha definitiva no está decidida aún.

La nueva vida de Vesuvius será en otra actividad, alejada de lo que hasta ahora hacía en Riaño -se dedica a la fabricación de materiales refractarios para empresas siderúrgicas- y la duda que queda, que ayer no aclararon ni la empresa ni los sindicatos, será si va a ser bajo la misma propiedad o con un nuevo dueño. La multinacional había presentado hace unos días un "pequeño plan industrial" para sus instalaciones, según había desvelado el consejero de Industria, Enrique López, pero se desconoce el alcance de ese proyecto. Mientras tanto, Vesuvius ha contratado a una compañía externa, Lee Heecht Harrison, para que pilote el plan de reindustrialización.

Del inicio de esa mesa de negociación dependerá que los tres trabajadores que desde el pasado miércoles, permanecen encerrados en el interior de la Catedral de Oviedo abandonen su acción. Lo que ya han hecho es dejar a un lado la huelga de hambre que habían puesto en marcha el lunes por la mañana.

El último día de negociación fue frenético. La compañía hizo a última hora del lunes una última propuesta "finalista", después de rechazar de forma tajante la regulación de empleo temporal que exigían los trabajadores y de haber descartado alargar el periodo de diálogo, como le reclamaba la Administración. "La última propuesta que ha sido aprobada conlleva el fin de la actividad de Vesuvius y el inicio del proceso de reindustrialización con la participación de la empresa, el ministerio de Industria, los Gobiernos de Asturias y Castilla y León, los ayuntamientos de Langreo y el de Miranda del Ebro (Burgos) y los trabajadores en una mesa técnica", señaló el secretario general de la Federación de Industria de CC OO, Damián Manzano.

Durante las negociaciones se discutieron múltiples alternativas, confesó Manzano, entre ellas, por ejemplo, la venta en bloque de las instalaciones, que fue rechazada. "Aceptamos la última alternativa cuyos términos tampoco nos satisfacían del todo, pero que incluían un aspecto que consideramos fundamental, como es el de crear una nueva actividad industrial", apuntó. También les empujó a aceptar el pacto que "la legislación en materia laboral nos dejaba en una situación de indefensión sin prácticamente expectativas de cara a la vía judicial, si no llegamos a tener un acuerdo ", dijo Manzano. El pacto incluye indemnizaciones para los trabajadores que saldrán de la fábrica en el "límite del despido improcedente". Es decir, del orden de los 45 días por año trabajado. Los despidos se harán efectivos a partir del 31 de octubre, en dos semanas.

"Nosotros vamos a seguir en la movilización", anunció Manzano. El comité considera que ahora los los gobiernos central y el regional tienen que demostrar su compromiso con la industria y la reindustrialización y que las buenas palabras comiencen a concretarse en hechos. "Que ni Vesuvius ni las administraciones se piensen que se libran de un problema con la firma de este acuerdo. Hay asumida una responsabilidad que vamos a exigir", destacó Manzano.

Vesuvius valoró positivamente el acuerdo. Dijo que el plan social incluye un programa de recolocación ambicioso para los empleados y sus familiares directos. Se les hará un acompañamiento durante nueve meses y se realizarán planes individualizados para la búsqueda de un nuevo empleo estable.

Las caras y las sensaciones entre los trabajadores y los sindicatos tras la asamblea en la que se ratificó el acuerdo del cierre eran contradictorias. En la concentración que la plantilla llevó a cabo ayer por la tarde en apoyo a los compañeros encerrados la sensación era de haber conseguido una derrota dulce. Derrota por no haber logrado mantener la actividad de la fábrica, y dulce porque queda abierta una pequeña puerta a la esperanza. Frente a la Catedral, el presidente del comité de empresa de Vesuvius, Juan Manuel Sánchez Baragaño, aseguraba que "somos víctimas de la reforma laboral, y a los trabajadores solo nos ha quedado la opción de elegir entre ir a un juicio maratoniano o buscar un poco de luz en una reindustrialización. Ha quedado demostrado que lo mejor de Vesuvius eran sus trabajadores. Este no es un punto y aparte".