El veigueño Abel Pérez regenta desde hace unos años la productora Mialma Producióis Creativas, que se dedica a promover actividades culturales en el medio rural del Occidente y la mariña lucense. En las últimas semanas ha sido testigo de la cancelación en cascada de prácticamente todos los eventos que tenía programados y lo peor, dice, es que "estamos sin expectativas de cuándo volverán".

Uno de los temores de Abel Pérez es que la financiación pública que estaba reservada a la cultura se destine ahora a otros menesteres y, por eso, reivindica la necesidad de mantener la apuesta y sostener un sector tan necesario como cualquier otro. "Siempre cuesta que haya partidas destinadas a la cultura y ahora hay un argumentario de no tocarlas porque no se sabe si harán falta para otras cosas. Ahora mismo es el sector público el único que puede sostener la programación cultural", señala. A juicio de este emprendedor lo único que se está haciendo es cancelar eventos cuando "se podía estar pensando en otro tipo de iniciativas" para apoyar al sector.

En su caso concreto, hace tres meses que constituyó una sociedad limitada, así que ha optado por darse de baja. "Veía contradictorio seguir pagando trescientos y pico euros al mes sin facturar, para después tener que tramitar una ayuda", precisa. No obstante, sigue teniendo que soportar una serie de gastos fijos como seguros en materia de protección de datos, prevención de riesgos y responsabilidad civil. Además, tiene facturas pendientes de pago desde principios de año.

Con todo, su caso no es de los peores porque de manera paralela está contratado como profesor en una escuela de música de la zona, por lo que ha podido mantener algún ingreso. En este sentido, recuerda la situación dura con la que se están encontrando muchos artistas que tienen contratos por horas y que ni siquiera encajan en los patrones establecidos para recibir ayudas. Precisa además que el sector está muy vinculado a los periodos vacacionales. Es en verano cuando muchos profesionales logran cuadrar la balanza de sus ingresos y gastos. "Este verano no van a poder trabajar. Yo tengo cancelado casi todo lo que estaba previsto", añade.

El productor veigueño explica que esta crisis deja al descubierto muchos de los problemas de un sector que, para empezar, cuenta con "un elevado porcentaje de IVA, del 21%". Reclama a las administraciones que cambien sus criterios de contratación, apostando por la gente que tributa y pretende vivir de la cultura: "A mí como promotor me exigen un montón de papeleo, pero luego en la mayoría de los sitios no se pide nada. Se contrata lo más barato, independientemente que esté legal o no. En pocos sectores se confunde lo amateur y lo profesional como pasa en este. Hay que reivindicar que el presupuesto de cultura no debe ser solamente para entretener, sino para sostener un tejido cultural. Igual que se pide apostar por el comercio local, hacer lo mismo con la cultura".