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ADOLFO MENÉNDEZ | Presidente de Business Agility Corporation (BAC)

“La digitalización es obligatoria y una oportunidad para generar más valor”

“Asturias tiene que explotar el potencial humano y retener y atraer talento; el covid aumenta el interés por nuestra región”

Adolfo Menéndez.

La digitalización es una oportunidad para generar más valor y es ya obligatoria para la mayoría de las empresas, que deben adaptarse a este cambio con organizaciones más sencillas y planas, en las que se otorgue más poder a los equipos, afirma el ingeniero Adolfo Menéndez (Oviedo, 1971), presidente de Business Agility Corporation (BAC). Experto en consultoría de producción y logística en varias multinacionales y profesor de transformación digital, ha ocupado en los últimos 12 años diversos puestos en Repsol, el último en el equipo del programa digital que forma parte del plan estratégico de la energética española hasta 2025. Ante el reto de la digitalización ve oportunidades para Asturias.

–La digitalización de la economía ¿es un desafío o una oportunidad?

–Casi me atrevería a decir que hoy en día es algo obligatorio para la mayoría de las empresas, sean del tamaño y sector que sean. El cliente debe posicionarse en el centro de toda actividad empresarial, y ese cliente cada vez es más “digital”. El cambio social, acelerado exponencialmente por la pandemia, o las nuevas y diría actuales generaciones, empujan sin pausa hacia una transformación digital. El que no quiera verlo y no se adapte, va a tener muchas dificultades para competir. Tenemos que entenderla como la gran oportunidad de generar mayor valor para nuestros clientes, sin olvidar la eficiencia que las tecnologías digitales, sobre todo vía la automatización o la inteligencia artificial, pueden lograr en procesos internos o que podrían parecernos incluso lejanos al cliente.

–¿Cómo afrontarla de modo inteligente por empresas y trabajadores?

–Volviendo al binomio transformación + digital, lo fundamental es su primer término y por tanto debemos poner en el centro a las personas, clientes, trabajadores. No podemos olvidarnos de la tecnología digital como gran habilitador, pero siempre considerándola como un medio y no un fin en sí mismo. Debe incorporarse como palanca de cambio, no con el simple objetivo de digitalizar por digitalizar. Es fundamental abrirse a ella como un aliado que nos acompañará en el cambio, no considerarla como un enemigo que puede acabar con nuestra empresa. Adicionalmente, debemos ser inclusivos, romper los silos que pueden existir en las empresas y buscar organizaciones más ágiles, más eficaces, más colaborativas, que abracen la disrupción que traen las tecnologías digitales. Constantemente debemos preguntarnos ¿cómo puedo aprovecharme de esta tecnología?, ¿cómo puedo prepararme para responder a los cambios?

–Usted postula la agilidad. ¿En qué sentido?

–La denominada agilidad empresarial busca empresas que sean capaces de adaptarse al entorno volátil de una manera flexible y ágil, con el cliente siempre en el centro de sus decisiones. Y tenemos que entender aquí agilidad no desde la perspectiva de hacer las cosas más rápido, sino desde otra manera de actuar: por ejemplo, trabajando más cercano al cliente, pidiendo su “feedback” constante, en definitiva, buscando una adaptación permanente. Ello se sustenta en nuevas formas de trabajo u organizaciones más sencillas, más planas, dónde se empodere a los equipos y las decisiones se tomen en el lugar más adecuado. Para ello necesitamos nuevos modelos de liderazgo, que vean esta disrupción como una oportunidad, donde por ejemplo las ideas que aparezcan en cualquier nivel de la empresa sean tomadas en cuenta y ejecutadas con agilidad. Nuestros clientes actuales no esperan.

–¿Cuánto es de previsible el mundo que viene? ¿Qué cabe pensar que ocurra con muchas profesiones, ocupaciones, modos de trabajo y estructuras organizativas de las empresas?

–En los últimos años se ha puesto de moda un término anglosajón de origen militar, VUCA, para referirse a este mundo volátil, incierto, complejo que las organizaciones viven. Los cambios son muy rápidos, con una incertidumbre enorme y que no finalizará tras la pandemia. La reciente caída de una media hora de los servicios de Google nos ha hecho reflexionar sobre la dependencia que todo el mundo tiene de una única empresa privada. Toda revolución ha traído consigo un cambio en el ámbito del trabajo y ésta que vivimos no es menos. La automatización y digitalización de muchos procesos manuales hará que muchas actividades cambien radicalmente o lleguen a desaparecer. En el otro lado de la balanza, hay estudios que hablan de que un 85% de los empleos en 2030 no se han inventado aún. A corto plazo, ya se puede observar que la fuerte demanda de perfiles con capacidades digitales es ya una realidad, con un mercado incapaz de cubrirla. Por eso la importancia de la capacitación y generación de talento vía nuevos profesionales donde son clave la formación profesional y la universidad, instituciones que deben acelerar su adaptación. Las empresas no pueden estar ajenas, debiendo abordar procesos de “reskilling” o “upskilling” de sus empleados. Ya existen ejemplos tangibles como la capacitación entre 2021-2023 de casi 800 empleados de Repsol en inteligencia artificial o el programa de Seat bajo un “slogan” muy clarificador: “De la línea de producción, a la línea de programación”.

–¿Los cambios serán todos traumáticos?

–En todo cambio –y es indudable que estamos ante una nueva era, la era digital– tenemos que adoptar un lenguaje positivo. Hablaría de un cambio necesario, urgente para muchas empresas, pero a la par lleno de oportunidades. Los cambios y revoluciones que hemos vivido han supuesto y traído nuevos modelos económicos, organizativos, etc., pero tenemos que abrazarlo cuanto antes y no verlo cómo un enemigo. Preparémonos todos cuanto antes para ello, no esperemos más.

–¿Percibe capacidad y disposición al cambio en el mundo laboral y empresarial?

–Las grandes organizaciones, y especialmente ciertos sectores como banca, seguros, etc., ya llevan años de cambios y diría que con éxito. Ello, por ejemplo, les ha permitido una adaptación “natural”, dentro de la complejidad, a los retos de esta pandemia, como por ejemplo una rápida incorporación del teletrabajo a su día a día o crecimiento de sus canales digitales (aplicaciones móviles, etc.) fundamentales hoy en día. El gran reto aparece en sectores de ámbito más industrial y empresas de menor tamaño, que tienen que “subirse al carro” de este proceso transformativo y al concepto de Industria 4.0 cuanto antes. Esta transformación no va sólo de tener un canal de venta por internet: debe buscar eficiencia, nuevos modelos de negocio y valor en la adaptación de otro tipo de procesos. Por ejemplo, a nivel de pyme nuevos modelos apoyados en canales digitales nos permitiría una desintermediación del proceso comercial, pasando a una interlocución directa entre origen/productor y cliente. Y en ámbitos industriales, la inteligencia artificial puede ayudarnos a transformar procesos de mantenimiento, gestión logística, control/monitorización de instalaciones en remoto, etc.

–En regiones como Asturias, prototípicas de una economía tradicional, basada en sectores vetustos y con bajo dinamismo y emprendimiento, ¿la adaptación será mucho más dificultosa por el modelo productivo y por resistencias mentales? ¿Y el coste de los cambios será mayor?

–Tenemos que romper esas dinámicas y apalancarnos en las riquezas de una región como Asturias. Creo que tenemos que explotar el potencial humano de nuestra región y sobre todo la capacidad de atraer y retener el talento que cambien esa visión. Uno de los aspectos que ha alterado esta pandemia se refiere a nuestra perspectiva del balance entre calidad de vida y trabajo, especialmente los que vivimos en grandes urbes. Hemos visto un creciente interés por cambiar de residencia hacia lugares como Asturias que ofrecen unos atractivos incomparables. No debemos dejar pasar la oportunidad de atraer ese talento que nos ayudará en esa adaptación. Las administraciones deben ayudar y acompañar en esta transformación que vivimos, sobre todo a empresas de menor tamaño, a emprendedores que tienen más complejo el acceso a estos nuevos recursos humanos y digitales.

–¿Cuánto ha afectado la crisis causada por la pandemia?

–Ha golpeado a todo sector e industria, pero hemos visto cómo empresas con una organización y modelo ágiles, al final más resilientes, se han levantado rápido y adaptado a este golpe. Como consecuencia de la pandemia, hemos visto la aceleración exponencial en la adopción de tecnologías digitales y el cambio de nuestro cliente. Esta crisis nos ha cambiado como sociedad y ha adelantado años esta transformación.

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