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Reyes Maroto Illera Ministra de Industria, Comercio y Turismo

“Trabajamos con Arcelor en inversiones que muy pronto podremos confirmar”

“No contemplo un plan de choque para Asturias, pero se están evaluando proyectos para una verdadera reindustrialización con los fondos de la UE”

Reyes Maroto: "Arcelor está comprometido con Asturias y pronto habrá nuevos proyectos industriales"

Reyes Maroto: "Arcelor está comprometido con Asturias y pronto habrá nuevos proyectos industriales"

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Reyes Maroto: "Arcelor está comprometido con Asturias y pronto habrá nuevos proyectos industriales" Pablo Castaño

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto (Medina del Campo, 1973), llegó a la región en automóvil a las 19 horas del pasado jueves en medio de un aguacero. Dos horas después tenía la cita más complicada de su agenda asturiana: un encuentro con la representación de la plantilla de Alu Ibérica (antigua Alcoa) que empezó borrascoso y terminó en un nuevo compromiso de la economista vallisoletana de buscar una salida para la continuidad de la planta aluminera de Avilés, cuyo anuncio de cierre, a fines de 2018, podría ser considerado el primer hito de la nueva reconversión industrial que está en marcha.

–Asturias reúne elementos para una tormenta perfecta en su industria: es la región más afectada por la descarbonización, tiene una altísima dependencia de industrias básicas cuya capacidad de competir esta minada por los altos precios energéticos y se ha adentrado en otra reconversión después de ser en los últimos cuarenta años el territorio con una desindustrialización más intensa. ¿No sería justo que Asturias recibiera un trato diferenciado en la política industrial del Gobierno? ¿Lo va a tener?

–Quiero trasladar que Asturias ha sido una de las regiones más beneficiadas, junto a Galicia, en los distintos instrumentos que hemos diseñado en estos años para apoyar a la industria. Si sumamos las ayudas a las compensaciones de CO2 y de los programas de reindustrialización que se han repartido, dos de cada diez euros se han concentrado en Asturias. Hablamos de más de 120 millones. Dicho lo cual, no estamos contemplando un plan de choque, si es que se piensa en ello, pero, con los fondos (europeos) del Plan de Recuperación y también dentro del presupuesto ordinario, trabajamos con el Principado en detectar proyectos para que haya una verdadera reindustrialización. El compromiso con Asturias es máximo, con la transición que tiene que hacer para situarse a la vanguardia de una industria sostenible, digital y que vertebre el territorio.

La región tiene capacidades para entrar en la cadena de valor del vehículo eléctrico

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–¿Hay proyectos concretos?

–Los hay. Varios nos han llegado para el ámbito de la industria, del hidrógeno verde, del despliegue de la tecnología 5G... Estamos evaluándolos. Dado que Europa ha aprobado nuestro Plan de Recuperación, esperamos desarrollar en las próximas semanas los instrumentos para que se hagan efectivos los fondos y empiecen a llegar a Asturias. Estamos ilusionados con que los proyectos de Asturias entren en los fondos de recuperación.

Para ser competitivos con Alemania y Francia hay que mejorar más elementos que el precio de la energía

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–La fábrica de la antigua Alcoa (hoy Alu Ibérica) tiene un pie en el abismo. Usted se involucró en esa crisis desde 2018. ¿Qué salida ve tras la sentencia que cuestiona la venta de las plantas de Avilés y La Coruña?    

–Es un conflicto en el que he tratado de ser parte de la solución. No me alegro de la reciente sentencia, pero pone de manifiesto la mala práctica de Alcoa, que ya perdió otro juicio en diciembre en el que fuimos parte personada, como lo hemos sido también ante lo que consideramos una mala venta de Alcoa a Parter y sobre todo de Parter a Riesgo. Es lo que ha demostrado la Audiencia Nacional. Empresas que como Alcoa han recibido apoyo público deberían cuando menos tener responsabilidad social con los trabajadores y con los territorios. El Gobierno de España ha defendido desde el primer momento el empleo, esa es la prioridad. Estamos analizando la sentencia, que dice que la primera cláusula de los acuerdos, la correspondiente a la venta, se revierte y que se desarrolla todo lo que se refiere al plan social al que tienen derecho los trabajadores, pilar que nosotros también tutelamos. Esperemos que Alcoa recapacite tras perder dos juicios. Si quiere seguir en Asturias y en Galicia, el Gobierno la va a acompañar. Que nos presente proyectos industriales, y si no, que se retire y deje paso a otros que pueden dar un futuro a los trabajadores y a Asturias. Proyectos y buenas empresas hay.

Maroto, en Oviedo. | Irma Collín

–¿Es factible abrir otro proceso de venta?

–Ahora hay dos escenarios. Uno tiene que ver con el efecto de la sentencia y otro con la intervención judicial que ahora mismo tienen las dos plantas. La hoja de ruta es que haya una administración concursal y esta sí puede dar paso a corto plazo a una posible venta.

Mi compromiso es intentar alcanzar a final de año el máximo legal para las ayudas del CO2

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– ¿Cabe en otro caso el rescate público que reclama la plantilla?

–La intervención judicial está en proceso y por ahora no hay acceso a las cuentas, ni siquiera para el Estado. Será esa administración judicial, cuando intervenga la planta, la que nos diga en qué situación se encuentra y si se dan las condiciones para un rescate.

–ArcelorMittal, medular en la industria asturiana, está pendiente de decisiones de inversión para su descarbonización determinantes para el futuro fabril de Asturias. ¿Existe alguna negociación para respaldar ese proceso con fondos europeos?

–Tenemos un grupo de trabajo con Arcelor y mantengo contactos frecuentes con su presidente, Aditya Mittal. Quiero trasladar que Arcelor está comprometida con Asturias y con España, y muy pronto estaremos en condiciones de dar muy buenas noticias sobre proyectos industriales que estamos evaluando y que, efectivamente, pueden tener cabida en las líneas de financiación de los fondos europeos.

–Los precios eléctricos pueden resultar cruciales para esas y otras decisiones de inversión. El estatuto electrointensivo, herramienta comprometida para abaratar la energía, se aprobó sin los cambios que desde Asturias pedían al unísono el Principado, las empresas y los trabajadores para que se atendieran las singularidades de las grandes fábricas de la región. ¿Por qué se pasaron por alto esas peticiones?

–El estatuto es un instrumento con el que nos comprometimos a los seis meses de llegar al Gobierno. Su desarrollo ha sido largo porque ha tenido que ser aprobado por la Comisión Europea para entrar dentro del marco de ayudas de Estado. Es esa limitación la que no ha permitido que el resultado fuera más ambicioso. Como Gobierno, trasladamos toda la ambición que nos hicieron llegar los distintos interlocutores y también la ambición del propio Gobierno, que quiere favorecer la competitividad de la industria electrointensiva. El estatuto va a movilizar 420 millones –entre ayudas al CO2, rebaja de cargos eléctricos y avales para contratos bilaterales– y, junto al resto de políticas industriales, nos puede ayudar a mejorar la competitividad. Ese es el objetivo. No se trata solo de intervenir en el precio de la energía, sino también de mejorar las capacidades industriales que tenemos, con nuevos procesos. Así va a ser, por ejemplo, con el hidrógeno verde, donde Asturias está muy bien posicionada. Hablamos también del vehículo eléctrico; se ha comentado acerca de si Asturias podría estar en su cadena de valor, ¿por qué no? Hay capacidad para jugar en una liga en la que la región cuente y presente proyectos.

Comparto la ambición del Gobierno en la descarbonización, y vengo demandando que se haga de forma ordenada

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–El diferencial de precios eléctricos con Alemania y Francia persiste, y la industria asegura que bastaría con imitar las medidas que esos países aplican a sus sectores electrointensivos. ¿Por qué no se hace?

–Tenemos modelos eléctricos distintos. Nosotros hemos heredado uno, y siempre es difícil intervenir en este sector en España y en otros países. Estamos haciendo cambios estructurales y espero que con el tiempo se vea que son los adecuados. Y ahora también estamos haciendo cambios coyunturales, ante el incremento del precio: junto a los 100 millones extra para la industria electrointensiva, analizamos otras medidas para dar una solución al problema de precios que tenemos hoy. Si nos comparamos con Francia o con Alemania, tenemos que mejorar también la competitividad en otros elementos que no son el precio de la energía y que tienen que ver con los factores productivos y con los proyectos. En parte de la cadena de valor, los alemanes y los franceses van por delante. Hace tres años, por ejemplo, nos sumamos a la alianza ­europea por las baterías, donde España no estaba; estamos liderando los proyectos europeos de hidrógeno verde y acabamos de entrar en un proyecto de microprocesadores, para que el país esté presente en los grandes planes europeos que van a definir el futuro industrial. España estará en condiciones de competir con Alemania y Francia.

–Pese a los 100 millones extra relativos al CO2, aún no se llega al 25% de los ingresos de las subastas de carbono que piden las empresas y recoge el proyecto de ley de Cambio Climático...

–El compromiso es intentar llegar. Lo hicimos en 2019, movilizando casi 180 millones de euros. Y tengo que decir que en ese año el presupuesto heredado del anterior Gobierno (PP) tenía 6 millones para compensaciones de CO2. El esfuerzo fue ingente. Este año contamos con una partida que responde a las necesidades del sector y con el compromiso incluido en la ley de Cambio Climático. Las restricciones presupuestarias son las que son, pero la ministra de Hacienda (María Jesús Montero) ha sido muy sensible, como se ha demostrado esta semana con los 100 millones para dar respuesta a los altos precios del CO2 y de la electricidad. Esperemos que el año acabe alcanzando ese máximo al que nos hemos comprometido.

Estoy encantada de trabajar con Teresa Ribera; en Asturias no lo tiene fácil, porque el carbón está en el ADN de la sociedad

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–La acción del Gobierno deja ver que hay dos sensibilidades distintas respecto a industrias básicas como las de Asturias: la suya, más empática con el sector, y la de la vicepresidenta Teresa Ribera, más distante de sus necesidades. ¿Cómo gestiona esa tensión?

–Somos dos ministerios que nos tenemos que entender. La política industrial es transversal. Comparto la ambición que el Gobierno ha marcado para la descarbonización, y vengo demandando que se haga de una forma ordenada. Creo que hay un equilibrio entre los dos ministerios...

–Pero parece prevalecer el discurso de Ribera.

–De nuevo, para responder a esa cuestión me remito a los hechos. Lo veremos muy pronto, cuando aprobemos en Consejo de Ministros los 100 millones de más que acabamos de anunciar. También dentro del Plan de Recuperación, cuyo pilar número cinco, que desarrolla todo lo relacionado con la política industrial, la pyme, el turismo y el emprendimiento, es el que mayor esfuerzo presupuestario supone: el 23% de los recursos, 16.000 millones de euros. Y ese plan ha sido avalado por el presidente del Gobierno y todos los ministros. Los hechos, más que las palabras, muestran que este Gobierno está muy comprometido con la industria. Claramente yo soy, digamos, la más reivindicativa, porque soy la ministra de Industria y tengo que llevar la voz de las necesidades del sector, pero también de las oportunidades. En el caso de la ministra Ribera hay componentes en el Plan de Recuperación, como la apuesta por el hidrógeno verde y por la economía circular, que en una parte muy importante se van a centrar en la industria. Estoy encantada de trabajar con ella, es una aliada. No lo tiene fácil en esta tierra, porque claramente hay que acometer un proceso de descarbonización y en Asturias el carbón está en el ADN de la sociedad. Estamos ante un cambio muy profundo que la propia sociedad asturiana tiene que admitir y acompañar.

España, Francia y Portugal estamos siendo muy activos para que el arancel del carbono no tenga que esperar a 2023

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–“El objetivo no puede ser solo una Europa neutra en carbono, es necesario pensar en la ­autonomía estratégica y evitar la externalización de producción”. Es una frase reciente del eurodiputado Jonás Fernández que parece hecha a la medida de la defensa de producciones básicas asturianas como el acero, el aluminio o el cinc. ¿La comparte?

–Al cien por ciento. Como consecuencia de la pandemia, el presidente nos mandató a incorporar a la ley de Seguridad Nacional el desarrollo de una reserva estratégica industrial. Y en la UE se está hablando de soberanía industrial. Defendemos España y defendemos Europa cuando hablamos del acero, de las medidas de salvaguardia (acciones de defensa comercial) o del impuesto en frontera al carbono (arancel ambiental), que nos va a permitir proteger al sector frente a otros lugares que no tienen la ambición climática que tiene Europa...

Si Alcoa quiere seguir en Asturias, la acompañaremos; si no, que se aparte y deje paso a otros; hay buenos proyectos y empresas

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–Esa tasa está prevista para 2023. ¿No será demasiado tarde para la industria?

–España, Francia y Portugal estamos siendo muy activos en este tema. Espero no tener que esperar a 2023 para tener la tasa aprobada. Este año deberíamos estar en condiciones, quizá no de implementarla, pero sí de tener diseñado todo el mecanismo, toda la metodología. Queremos hacerlo sin salirnos de las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero tenemos que defender nuestra industria del acero para que sea tan competitiva o más que la de países que no tienen los mismos requisitos medioambientales.

“Los turistas nacionales retornarán porque la región les da seguridad; será otro buen verano”

–Otro sector clave en Asturias es el naval, ¿dispondrá de un PERTE para modernizarse (proyecto estratégico de alto alcance financiado con fondos europeos que requiere la aprobación del Gobierno)? 

–En el naval hemos hecho un refuerzo tanto de la parte industrial como en I+D+i. Hay un proyecto muy importante con el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial que tiene que ver con el “gemelo digital” (replica virtual de elementos o procesos fabriles). Y está el compromiso de mantener los esquemas de financiación, que siempre ha sido una reivindicación de la industria naval. Por lo tanto, compromiso de financiación estable, líneas para mejorar la competitividad y proyectos de innovación. No sé si habrá un PERTE, pero ahora mismo sí hay una hoja de ruta para el naval que estamos desarrollando.

–¿Cómo vislumbra la temporada turística en ­Asturias?

–Los impactos de la pandemia han sido distintos a los de otras zonas que dependen más del turismo internacional y vacacional. De hecho, el del año pasado fue un buen verano aquí, y este lo volverá a ser, porque la región demostró ser un destino seguro. Habrá retorno de turistas nacionales que elegirán Asturias porque les da seguridad y, sobre todo, porque su producto es de naturaleza.

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