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José María Salazar Nuevo presidente de la Asociación Asturiana de Empresa Familiar (AEFAS)

“Es un sinsentido que se tarde un año en tener licencia para abrir un negocio”

“Proyectos como el de Arcelor o los del hidrógeno verde no pueden ser monoempresa, tienen que tirar por la actividad económica de la región”

José María Salazar, nuevo presidente de AEFAS. | Luisma Murias

José María Salazar, consejero delegado de Tartiere Auto, es desde el miércoles nuevo presidente de la Asociación Asturiana de Empresa Familiar (AEFAS) en sustitución de Jorge Suárez. A su vez, Salazar ha incorporado a dos nuevos vicepresidentes a la asociación, Íñigo Cabal y Yolanda Llano. Uno de ellos será el encargado de sustituirle dentro de dos años, cuando agote su mandato.

–¿Cuáles son sus objetivos al frente de AEFAS?

–Intentar continuar con el crecimiento de la asociación. Todavía hay mucha savia y mucho valor que se puede incorporar. Otro sería trabajar por el desarrollo económico de la región, estamos planteando cuestiones que no son sectoriales porque representamos a prácticamente todos los sectores de actividad: el industrial, el de servicios, distribución... Hay un poco de todo. Lo que queremos es que se desarrolle la economía asturiana porque los proyectos tractores como el que presentó ArcelorMittal o los relacionados con el hidrógeno verde que se están planteando son interesantes, pero esas iniciativas luego tienen que tirar del resto de la actividad económica. Si se quedan en proyectos monoempresa no hacemos nada. Hay mucho dinero que va a destinar la Comunidad Europea a asuntos de sostenibilidad y digitalización en el que podríamos entrar cualquier sector y compañía de cualquier dimensión. Hay que intentar que esos fondos lleguen a las pequeñas y medianas empresas.

–¿Le preocupa que los fondos se atasquen y no lleguen a la pyme?

–Los fondos europeos están en una fase en la que hay mucho oscurantismo, por decirlo de alguna manera. No está claro cómo van a llegar, cuáles van a llegar y dónde nos van a permitir invertirlos. Sabemos las grandes líneas, como la sostenibilidad, la digitalización, el hidrógeno verde, el PERTE de los coches eléctricos, pero a nosotros lo que nos preocupa es que todo eso vaya calando y que Asturias aproveche esos fondos y recupere el dinamismo económico que tenía hace veinte años y que ha ido perdiendo poco a poco.

–¿Las empresas familiares tienen proyectos para presentar a Bruselas?

–Las empresas de la asociación, en principio, no tenemos dimensión suficiente como para presentarnos a esa tipología de proyectos. Puede haber alguna que sí, pero en general somos empresas de tamaños pequeños y no tenemos acceso, por lo menos, al primer gran grupo de inversión.

–¿Cómo ve esa inversión que acaba de anunciar Arcelor para sus plantas asturianas?

–Que Arcelor se mantenga en la región es una buenísima noticia, que apueste por sus factorías asturianas es extraordinario. Cualquier paso que dé Arcelor para la supervivencia de sus instalaciones va a ser bueno para la empresa y para todas las compañías que viven alrededor de la siderúrgica. Da de comer a un montón de gente a nivel logístico o de mantenimiento.

–¿Los empresarios se sienten valorados por la sociedad?

–Cuanto más cercano está el ciudadano a la empresa, más reconocimiento tiene. Pero en términos generales pienso que la sociedad a los empresarios no nos tiene bien ubicados, no conoce el valor que damos. Nuestro objetivo es el de seguir creciendo, seguir dando empleo, generando trabajo y sentimos que eso no se nos reconoce adecuadamente. Por eso tenemos una serie de proyectos en los que trabajar con la administración y que van dirigidos a que se valore al empresario en general.

–¿Cómo cuáles?

–Una es la cátedra de empresa familiar que tenemos con la Universidad de Oviedo. La tuvimos muy activa hace unos años, pero ahora está más parada. Queremos retomar esa línea de trabajo. Y tenemos un proyecto muy bonito con la Consejería de Educación que se llama “La empresa familiar en las aulas” en el que combinaremos estancias de los estudiantes en empresas de la asociación con que los empresarios vayan a los colegios a compartir su experiencia.

–¿No hay vocación para ser empresario?

–En términos generales en la sociedad asturiana no hay mucha vocación de empresarios. Hemos vivido muy dependientes de grandes empresas que daban de comer a mucha gente y no se necesitaba. Por ejemplo, en el País Vasco hay mucho más sentimiento de emprender. Es verdad que eso también está cambiando, conforme las grandes empresas han ido reduciendo su tamaño han ido apareciendo muchos autónomos y pequeñas empresas. Queremos potenciar eso.

–Sostuvo durante la asamblea de AEFAS que no es el momento de subir impuestos. Explíquese.

–Es el momento de ayudar, subir impuestos en un momento en el que estamos intentando despegar puede ser contraproducente. Si tiene que ser pedimos que se busque la tipología de impuestos que menos dañe a las empresas en este momento.

–¿Bajo su mandato la asociación continuará con su batalla contra el impuesto de Sucesiones en Asturias?

–Seguimos apostando por la eliminación del impuesto. El problema es que nos sentimos diferentes a otras comunidades. Y eso que el impuesto tiene diferentes componentes y en algunos no estamos del todo mal, pero en el conjunto sí. Nosotros lo que queremos es que haya una armonización y que no seamos menos competitivos porque nuestros impuestos sean más altos que los de nuestros vecinos.

–¿En qué se traduce esa competencia fiscal para la actividad empresarial?

–Las empresas familiares tenemos más arraigo que otro tipo de compañías. Nos cuesta un montón salir de nuestra tierra. Pero si llega un momento en el que coges un determinado tamaño y los impuestos que tienes que pagar en una determinada región son mucho más elevados que en otra, al final casi que te están dando un empujón para irte.

–También criticó durante su discurso los trámites administrativos.

–No tiene mucho sentido que tardes un año en tener la licencia de apertura de un negocio. Tal como está la actividad económica y el ritmo que está cogiendo, un año puede suponer que el negocio sea negocio o que no lo sea. Nosotros vamos a ser muy beligerantes, no puede ser que presentes una licencia –y esto atañe a los ayuntamientos– y que te tenga esperando doce meses sin responderte.

–¿Comparte la idea de que Asturias es una región mal comunicada?

–En términos generales no tenemos malas comunicaciones en Asturias. Hay una comunicación cara con la Meseta, pero no mala. Tenemos problemas con el tren y también por mar. Nos falta darle el empujón al AVE porque conseguir estar en el centro de Madrid en dos horas y media es una ventaja que cualquier empresario valora de forma muy positiva.

–La Comunidad Europea ha puesto fecha de caducidad a la venta de coches a combustión e híbridos, ¿qué le parece a usted que trabaja en el sector?

–Todas eso depende de la evolución tecnológica. Seguro que, para ese año, para el 2035, la tecnología se ha desarrollado tanto que todos los límites que tenemos ahora para la compra de un coche eléctrico, bien por la autonomía, bien por infraestructura de recargas o por autonomía del coche, han desaparecido. Yo soy muy positivo.

–¿Le parece muy brusca la fecha de 2035?

–Si echamos la mirada atrás 20 años, ¿en qué se parece nuestra vida a la de ahora? En cuanto a tecnología no se parece en nada, estamos en otra dimensión. Poner un horizonte de quince años para un cambio de estas características tampoco me parece un disparate. Todos iremos interiorizando este cambio de forma natural, no será nada brusco.

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