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El improbable gran apagón eléctrico

El sector resta crédito a la alarma lanzada por Austria | La interconexión de España actuaría como valladar ante un ataque al sistema europeo

Un operario, en una torre eléctrica en Avilés. | Irma Collín

La ministra austriaca de Defensa, Klaudia Tanner, alertó en un mensaje a sus ciudadanos del riesgo de un gran apagón eléctrico que podría alcanzar dimensión europea.

“No hay nada que indique que algo así pueda suceder”, comentó a este periódico una fuente autorizada de Red Eléctrica (REE), el operador del sistema eléctrico español. Y la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, declaró el viernes que el suministro de electricidad está garantizado, que no hay riesgo de sufrir apagones y que la estructura de generación es muy potente en España. “Podemos descartarlo con toda rotundidad”, afirmó.

La alerta austriaca no partió del Ministerio de Energía, sino del de Defensa, que tiene por misión garantizar la seguridad nacional y prever todas las eventualidades y catástrofes posibles. Tanner convocó a los ciudadanos a prepararse para un colapso eléctrico, telefónico y de internet, y a hacer acopio de alimentos, reserva de velas, pilas y linternas, y a adoptar otras medidas de autoprotección. A su juicio, «un fallo generalizado, posiblemente incluso en toda Europa, de energía, infraestructuras y suministros es un riesgo realista y al mismo tiempo subestimado”.

La alerta austriaca impactó sobre una opinión pública que, tras los sucesivos sobresaltos vividos desde la aparición del covid hace año y medio, es receptiva al catastrofismo después de meses de alzas vertiginosas del precio de la electricidad, de una espiral de encarecimiento de las fuentes energéticas primarias de origen fósil (gas, petróleo y carbón) y de otras materias primas, y de grave escasez de algunos insumos básicos para la industria como los microchips, todo lo cual ha abocado a algunas paradas fabriles.

Pero en medios empresariales del sector energético español se descartó que pueda haber un fallo con caída generalizada del sistema eléctrico por falta de energía y suministro. “Un apagón de este tipo sólo cabe que se produzca por un ataque cibernético o un sabotaje de otro tipo”, explicaron. Fuentes de la embajada austriaca en España, en declaraciones a Newtral.es, apuntaron a esta hipótesis como el escenario que más teme el Ministerio de Defensa de su país.

España tiene una alta dependencia exterior en el suministro de energía primaria pero es muy autosuficiente en producción eléctrica por el efecto isla de la Península Ibérica a causa de sus escasas interconexiones con Francia y el resto de Europa. Este “aislamiento” relativo, que está contribuyendo a encarecer la electricidad en España, actuaría como baluarte de seguridad en caso de un gran apagón en Europa, en el que unos países arrastrasen a otros por la elevada integración eléctrica existente en el continente. En ese supuesto, España tendría mucho más fácil desconectarse y proteger su sistema.

Así lo apuntaron Roberto Gómez y Begoña Casas, profesores de Economía y Empresas de la Universidad Europea, de Madrid, en declaraciones a este diario, quienes precisaron que España tiene una capacidad instalada de generación eléctrica del orden de tres veces la demanda, lo que permite desconectarse y garantizar la cobertura del consumo con la red propia. “Nuestra interconexión es del 3% al 5% cuando en Austria es del 18%”, explicó Casas. “La gran capacidad instalada en España, la fortaleza de la red existente en el país y la autonomía y aislamiento del sistema eléctrico nacional respecto del europeo son motivos de tranquilidad”, apuntó.

Fuentes empresariales indicaron que, aunque se diera esa eventualidad de apagón en Europa, lo importante es tener un plan de reposición que permita restablecer la normalidad con prontitud, y en España –precisaron– se hacen simulacros y ensayos para prevenir cualquier contingencia crítica.

Otro escenario diferente es que, como apuntaron medios empresariales a este diario, pudiera darse una conjunción de invierno crudo y seco, con falta de lluvia, sol y viento, e insuficiencia simultánea de suministros de gas por los acaparamientos que está habiendo en el mercado internacional (sobre todo por parte de Asia) y la relativa incertidumbre existente sobre los suministros por gasoducto desde Argelia a la Península Ibérica y desde Rusia a Alemania. En este supuesto, hay profesionales del sector que descartan las restricciones (Europa podría recurrir al gas de “fracking” de EE UU, afirman) y quienes creen, a la inversa, que en esa situación extrema de conjunción de factores desfavorables sí podría haber problemas de abastecimiento, pero esto –señalan– no daría lugar a apagones súbitos –con caídas del sistema– como dijo la ministra austriaca, sino a desconexiones programadas por el operador del sistema para garantizar el suministro básico.

“Podríamos llegar a tener escasez de gas, pero de eso al apagón hay una gran diferencia”, indicó Roberto Gómez. “Red Eléctrica tiene grandes profesionales y con enorme experiencia, y, si se diera ese supuesto, se recurriría a los contratos de interrumpibilidad de la industria, limitación de potencia a los consumidores, cortes limitados y una gestión controlada de la red. Incluso se podrían reactivar cinco gigavatios de potencia en centrales térmicas de carbón que aún no han sido desmanteladas. Los problemas surgen cuando aparece lo imprevisible, no lo que ya está previsto”, señaló.

Carlos García, director de la Fundación Asturiana de la Energía (FAEN), expresó también su “extrañeza” por la alerta emitida desde Viena y sostuvo que España, merced al desarrollo y despliegue de las energías renovables, “cada vez va a tener menor dependencia del exterior en suministro”.

Gómez tampoco cree probable el “colapso apocalíptico”: “Creo que es una noticia excesivamente sensacionalista y atrevida. No es que sea imposible un apagón o un ataque virtual, pero hay mucha gente trabajando para que no ocurra”. Casas también cree que se ha suscitado “mucho alarmismo”: “En España podemos estar tranquilos por el suministro. Y lo que hay que hacer es acelerar el proceso de transición energética para que las renovables cubran toda la demanda porque esto abaratará la energía y reducirá nuestra dependencia externa de las energías fósiles”.

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