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Los problemas de Danone en Salas: una planta con baja producción y unos altos costes estructurales

El catedrático salense Joaquín Lorences propone reconvertir la fábrica, con apoyo público, hacia los productos ecológicos

La planta de Danone en Salas. Miki López

La salida de Danone de Salas sería una pérdida difícil de reparar. Tras más de cuarenta años de presencia en el concejo, la planta de productos lácteos deja en el aire 79 empleos allí donde más se necesitan. Con el fantasma de la despoblación acechando, el Principado y el Ayuntamiento buscan soluciones para retener a la multinacional, para lo que se han emplazado a negociar. El catedrático emérito de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Oviedo e impulsor de la Fundación Valdés-Salas, Joaquín Lorences (Bodenaya, Salas, 1952), pone sobre la mesa una de las opciones para volver a hacer viable el negocio: reconvertir la planta hacia los productos ecológicos, pilotando una transición conjunta con las ganaderías que sirven actualmente a la factoría. Esto, explica, tendría un alto valor para la comarca del Suroccidente y para Asturias y podría llevarse a cabo con apoyo público.

“Es más fácil adaptar una empresa que ya existe que desarrollar un proyecto nuevo”

Joaquín Lorences - Economista

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“Es más fácil y menos costoso adaptar una empresa que ya existe y está funcionando que buscar y desarrollar un proyecto totalmente nuevo”, explica el economista. Lorences reconoce que no es un experto en el sector lácteo, pero identifica los problemas de la fábrica: su pequeño tamaño y capacidad de producción la llevan a tener unos altos costes estructurales.

Pudiendo tratar un máximo de 40.000 litros de leche al día, la fábrica de Salas es pequeña comparada con la media de instalaciones del sector. Además, la planta salense de Danone estaba produciendo por debajo de su capacidad. Esto, explica Lorences, lleva a que sus costes estructurales tengan un gran peso en las cuentas finales de la fábrica. Esto tiene tres posibles soluciones: o se amplía la producción o se recortan los costes; o se combinan las dos soluciones. Ampliar la producción conlleva inversiones y alcanzar uno “óptimo” implicaría un cuantioso desembolso para una multinacional que no parece predispuesta.

“La producción de Salas es totalmente marginal para Danone, la empresa puede asimilar estos litros de leche en casi cualquier otra fábrica que tenga sin asumir grandes costes, es duro, pero es así”, sentencia Lorences, quien aboga por tener un “diagnóstico realista” para poder aplicar una solución “eficaz”.

Otro de los problemas comentados durante los últimos días está, dice el catedrático, en el producto. Han aparecido competidores en los últimos años para la fábrica especializada en el Danonino y los gustos de los consumidores han virado hacia productos “light” y bajos en grasas y azúcares.

Así, Lorences articula su análisis para afirmar que el futuro de la planta de Danone podría encontrarse en otro producto, como es el ecológico, que “cotiza al alza”. Para adaptar su fabricación sería necesario acometer una inversión y transformar también parte de las ganaderías que trabajan actualmente con la planta. Es en este contexto donde el economista entendería una inversión pública de apoyo al plan empresarial. Se daría una opción a la multinacional para seguir adelante con su actividad en el concejo, se salvarían puestos de trabajo, se pondría freno a la despoblación que amenaza a Salas y se avanzaría en la transformación del sector ganadero del concejo.

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