El Gobierno quedará en funciones en el momento en que mañana se cierren las urnas y su portavoz, la ministra Isabel Celaá, confía en que esa situación se prolongue lo menos posible y haya relevo "cuanto antes". El deseo resultaría extraño salvo por el precedente de que el Ejecutivo de Mariano Rajoy estuvo cerca de un año en situación de interinidad por el fracaso del intento de investidura de Pedro Sánchez en marzo de 2016 y la repetición de elecciones en junio.

"Lo que más deseamos todos es que la decisión que tomen los ciudadanos sea clara y un nuevo Gobierno pueda ponerse a trabajar cuanto antes con plenas competencias", afirmó Celaá ayer al término del Consejo de Ministros, flanqueada por dos compañeras de gabinete, la titular de Economía, Nadia Calviño, y la de Sanidad y Bienestar, María Luisa Carcedo.

Desde mañana, el Gobierno tendrá que "limitar su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar cualquier otra media salvo caso de urgencia debidamente acreditado", expuso la portavoz del Gobierno. Esta circunstancia "es algo a lo que uno tiene que someterse cuando no hay una decisión clara, pero no queremos esto para el país, que en este momento necesita moderación, sentido común y estabilidad", añadió Celaá.

Durante ese tiempo de interinidad "es evidente que el Gobierno se va a someter al control del Congreso". "Hay una sentencia" del Tribunal Constitución que así lo estipula tras la controversia de 2016. El Ejecutivo de Rajoy se sustrajo al control parlamentario alegando que no tenía que someterse al control de una Cámara que no le había dado su confianza. El PSOE recurrió al Constitucional, que finalmente resolvió que el Ejecutivo debe estar siempre sujeto al Congreso porque esa es la esencia de la democracia parlamentaria.

El único plazo marcado ahora es la fecha de constitución de las nuevas cámaras, que será el 21 de mayo, a sólo cinco días de las elecciones locales, autonómicas y europeas.