La educación pública asturiana se encuentra en una situación de máxima equidad y calidad, muy por encima del promedio de la Unión Europea. Así lo reflejan las conclusiones del informe "Equidad educativa en Asturias, España y Europa a partir de los resultados PIRLS 2016", de Francisco Javier García-Crespo, del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), organismo dependiente del Ministerio, y por Begoña Galián-Nicolás, de la Universidad de Murcia.

Este estudio, encargado por la Consejería de Educación del Principado, se ha realizado en base a datos internacionales obtenidos del Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora (PIRLS 2016), programa al que concurren decenas de países de los cinco continentes. Asturias participó en PIRLS 2016 con una muestra propia y suficientemente significativa para comparar sus resultados con los del resto de territorios y países. Esta prueba se realiza cada cinco años y evalúa a los estudiantes matriculados en cuarto curso de Educación Primaria. En la última edición, 60 países y regiones se sumaron a este test, en el que participaron 310.000 alumnos. De Asturias fueron 947, que representaban a una población total de 7.613 procedentes de medio centenar de centros diferentes.

Los datos de PIRLS fueron analizados para estimar el porcentaje de estudiantes académicamente resilientes de la Unión Europea. El promedio de puntuación del alumnado de Asturias en PIRLS 2016 (548 puntos) supera en 9 puntos el promedio de la Unión Europea, y en 20 puntos la media de España. Además, la tasa de resiliencia académica de Asturias, del 26,4%, sitúa a la región seis puntos porcentuales por encima de la del conjunto de la Unión Europea, ubicando al Principado en la parte media-alta del conjunto de países representados.

García-Crespo y Galián-Nicolás midieron dos factores para sacar sus conclusiones: el contexto socioeconómico y las diferencias de los resultados entre estudiantes de un mismo centro y entre los estudiantes de distintos. Lo primero que hicieron fue mirar la varianza de resultados dentro de un centro y con respecto al resto, y el Principado consiguió el mejor resultado de la Unión Europea, siendo las calificaciones de los alumnos de la región muy homogéneas, sin distinción de en qué colegio o aula se encuentren. Según los investigadores, la variación total en Asturias es muy inferior al valor de referencia, "pudiendo afirmarse que son más pequeñas que las estimadas para el conjunto de la UE y unos 13 puntos porcentuales menores que las calculadas para España", concluyendo así que el modelo asturiano es el más equitativo de entre los analizados. Con resultados similares, pero algo peores, se encuentran Finlandia, Países Bajos y Letonia, mientras que España se posiciona en la mitad de la tabla.

Si se tiene en cuenta el contexto socioeconómico de las familias, las conclusiones son muy similares. Este punto se mide mediante un indicador denominado ISEC -las pruebas internacionales tienen una parte del cuestionario para los padres o tutores que permiten demostrar estos aspectos- y, observando el ISEC y viendo cómo influye en el rendimiento de los niños en su comprensión lectora, se puede obtener resultado. Un valor bajo indica que apenas ha influido, mientras uno alto afecta a la equidad y revela que la escuela no tiene un efecto compensatorio de las desigualdades. Pues bien, Asturias tiene el segundo dato más bajo, por detrás de Malta, lo que demuestra que Asturias se encuentra dentro del grupo de países y regiones donde el efecto de los antecedentes sociodemográficos es menor. En la cola de la lista están Hungría, Alemania, Eslovaquia y Bulgaria.

Estos datos parecen apuntar la existencia de cierta asociación entre la estructura y ordenación de la enseñanza obligatoria y los indicadores de equidad educativa. En general, los países donde los estudiantes siguen diferentes vías o caminos y reciben diferentes tipos de titulación -Alemania y Lituania- o aquellos que segregan tempranamente en centros separados según su progreso escolar -Bulgaria, Eslovaquia y Hungría- tienden a presentar un mayor tamaño del efecto del centro, mientras que países de estructura única -Eslovenia y Finlandia-, donde la enseñanza obligatoria ofrece una oferta común y no segregada tienden a mostrar menos diferencias entre sus centros, incluso en Educación Primaria.

Por todo ello, este estudio puede concluir que "la escuela pública de la región es capaz de corregir los efectos que pueden tener el contexto socioeconómico de las familias y las diferencias entre centros en el proceso de aprendizaje de los niños".

Hoy por hoy, uno de los aspectos de mayor interés en la evaluación de los sistemas educativos es analizar cómo éstos combinan calidad y equidad. La varianza total mide la magnitud de las diferencias en los resultados de PIRLS 2016 y, por tanto, en un indicador de equidad educativa, de tal modo que diferencias pequeñas señalan resultados más homogéneos. Según los investigadores, Asturias tiene una variabilidad del 68,1% respecto del 100% del promedio de la UE, lo que representa la más pequeña de entre las regiones y países que aparecen en el informe.