La crisis mundial desatada a causa de la propagación del coronavirus ha provocado que millones de niños estuvieran confinados en sus casas sin poder asistir al colegio durante más de tres meses. Un problema que muchos padres pudieron sortear dado que ellos también teletrabajaron durante ese periodo de tiempo, pero el final de la desescalada y la nueva normalidad ha provocado situaciones complicadas. El colegio ya ha terminado y los escolares están liberados de deberes, clases virtuales y exámenes orales. A esto se le une que muchos padres han regresado a sus trabajos y no pueden encargarse de ellos, y los tradicionales campamentos de verano están en el aire y muchos ya han anunciado que este año no se celebrarán.

Ante esa situación, muchos padres están preocupados puesto que no saben como podrán mantener a sus hijos activos y aprendiendo este verano, y tampoco tienen claro como se podrán ocupar de ellos.

Algunas encuestas apuntan a que un 82% de los estudiantes no ha trabajado tanto como debería durante los meses de confinamiento, lo que supondrá que llegarán al mes de septiembre en un nivel educativo inferior al que se espera de ellos porque los alumnos no saben planificarse bien y resistir distracciones. Durante el año, los horarios están marcados por el colegio, pero el covid-19 se ha llevado por delante su vida tal y como se conocía hasta ahora.

Con esa perspectiva, el verano podría ser el momento perfecto para ponerse al día, pero tampoco parece una idea muy interesante para ellos. Sin embargo, se puede aprovechar para que los menores aprendan a planificarse. Tal y como explican algunos expertos, “la planificación y la resistencia a la distracción están relacionadas: ambos son ejemplos de lo que los psicólogos llaman función ejecutiva. Así como un CEO dirige a los trabajadores, la función ejecutiva dirige otros procesos cognitivos”.

Los científicos aún no comprenden completamente cómo funciona el mecanismo, pero apuntan a la supresión como “función ejecutiva clave”. El ejemplo perfecto es el vídeo que un profesor de matemáticas envía al niño para que vea en la red, pero el alumno siente el impulso de entrar en Instagram. En ese momento, la función ejecutiva debe eliminar esa distracción y, para conseguirlo, hay que tener un buen control de los impulsos.

Varios estudios han demostrado que ese control de estos impulsos cuando se es aún un niño está relacionado con el abuso de las drogas en la adultez, pero también con sus posibles delitos o, incluso, los ingresos que tendrá de mayor. Y la respuesta estaría en que los niños que saben controlarse y se planifican bien serían aquellos cuyos padres permiten más libertad, dentro siempre de los límites. Esa libertad para elegir permite a los menores practicar en la planificación, pero, al mismo tiempo, tienen que ajustarse a las reglas del hogar.

Cómo ayudar al cerebro de los niños

Una de las mejores maneras de ayudar a los pequeños es ayudándoles a planificar el día. Pero, en vez de hacerlo por la mañana al levantarse, se puede hacer por la noche repasando con ellos todo lo que han hecho a lo largo del día y ayudándoles a poner en relieve las cosas que eran realmente importantes: felicitémosles por hacer la cama o entregar a tiempo sus deberes, pero no cuando nos cuenten que han estado dos horas jugando a los videojuegos.

Una vez que eso esté asimilado, hay que ir al siguiente paso: establecer prioridades para cada día. Todos querrán pasar muchas horas delante de la televisión o el móvil, pero hay que ayudarles poniendo límites: no se trata de decirles lo que hay que hacer, sino ayudarles a planificar y elegir por medio de diferentes categorías. Por ejemplo, cada día tendrá que hacer alguna tarea deportiva, intelectual y provechosa en casa, una forma de ayudar al cuerpo, a la mente y a la familia.

Después habrá que comprobar si se han realizado todas esas tareas y saber el tiempo que han dedicado a cada una, lo que facilitará su planificación para el futuro. Y, lo más importante de todo, habrán entendido que hay prioridades en el día a día a las que se debe prestar más atención que a otras cosas como los videojuegos o el teléfono móvil. Y si tiene problemas de distracción o no cumple con las cosas importantes, necesitará ayuda por parte de los padres.