Precisamente por ello, el Principado es en gran parte lo que representa su tejido empresarial. Y esto es así porque somos un territorio con larga tradición empresarial y específicamente industrial, que siempre ha apostado por la mejora continua en su competitividad, a pesar de sus limitaciones por factores como la geografía, el descenso demográfico, la ausencia de algunas infraestructuras clave o las distorsiones entre las necesidades de las empresas y la oferta académica que las pueda cubrir, debido esto último a una más que tibia apuesta histórica por nuestra Universidad.

Es decir, somos una tierra de enorme experiencia empresarial e industrial y gran potencial... pero con un futuro incierto si no se despejan algunas de las incógnitas descritas. En este contexto, repito, muy general, ¿qué papel deben jugar las entidades financieras implantadas en la región y de forma especial una entidad como Sabadell Herrero con un claro liderazgo en el mundo empresarial? En primer lugar, reiterar, como siempre suelo hacer, que los bancos también somos una empresa más, en nuestro caso largamente centenaria tanto en su matriz Sabadell como en nuestra enseña asturiana Sabadell Herrero; una entidad nacida por y para las empresas –del tamaño que estas sean– y con una clara vocación de impulsar la tradición y la modernidad de nuestro tejido empresarial, su presente y su futuro. En segundo, reforzar nuestra convicción de que la banca –la buena banca– debe ser el motor impulsor de la economía, haciendo lo que debe hacer siempre un buen banco: financiar con rigor y convencimiento proyectos con sentido, que son aquellos que no se soportan sólo sobre el papel de las intenciones, sino sobre la realidad de los números y el mercado. ¿Y cuál es esa realidad? Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) a 1 de enero de 2020, Asturias contaba con 68.433 empresas, de las que una importante mayoría (38.028) no tenía asalariados, mientras que otra importante cantidad (27.433)eran micropymes con un máximo de 9 empleados.

Los bancos también somos una gran empresa más, en nuestro caso largamente centenaria

Las pymes (hasta 199 trabajadores) sólo representaban el 3,6% del tejido empresarial, y las grandes empresas, un exiguo 0,1%. Sin duda alguna, podemos hablar de que el tamaño aquí sí importa. Las empresas asturianas deben de crecer si quieren ser más competitivas –y tienen que querer, porque se ha convertido en una obligación–, porque padecen, al igual que el resto del tejido empresarial de España, lo que alguien denominó como “adolescencia de las pymes españolas”. En este entorno, pienso que existe una palabra clave: la experiencia. Sólo contando con una posición de liderazgo que permita conocer al detalle cuáles son los problemas y necesidades de las empresas asturianas en una realidad territorial marcada por ventajas e inconvenientes locales y globales, más aún ahora con la crisis de la Covid-19; las empresas y los empresarios asturianos podrán asegurarse el mejor futuro.

En Sabadell Herrero trabajamos en Asturias y por Asturias muchos profesionales para que nada de lo que sucede en nuestra tierra nos sea ajeno. Comenzando por las empresas, que son las generadoras de la riqueza necesaria para acometer cuantos retos de futuro nos planteemos como sociedad. Y una vez que el banco afronta la decisión de apoyar a una empresa y se formaliza la relación mutua, prosigue un largo camino en el que cada vez hay más actores implicados.

Es imprescindible, por tanto, estar unidos, actuar coordinados, administraciones, empresas, Universidad, agentes sociales, toda la sociedad civil y, por supuesto, los bancos; y, todo ello, sin olvidar que, siendo clave la tecnología, nuestro mejor valor añadido son las personas. Si nos apoyamos en las personas, en su talento y capacidad y lo hacemos trabajando juntos en una especie de unidad de acción regional, estaremos preparando el mejor el futuro de Asturias. No olvidemos que en nuestra historia –una larga historia de éxitos económicos y empresariales– el trabajo conjunto pensado en el entorno de un llar y ejecutado en sestaferia nos ha hecho siempre más fuertes y más valiosos con comunidad. ¿A qué esperamos para aprender de la experiencia y ponernos unidos “manos a la obra”?