Madrid / Oviedo

La inquietud y el nerviosismo se han apoderado del Grupo Socialista ante la falta de apoyos para sacar adelante los Presupuestos y el riesgo de que el presidente Zapatero se vea abocado al temido adelanto de las elecciones, tal como está exigiendo la mayoría de los grupos de la oposición.

Algunos diputados socialistas no ocultan en privado su preocupación ante un escenario que pinta en bastos, sobre todo después de haber tenido que aprobar en solitario el «decretazo» del ajuste y de que la política económica de Zapatero fuera descalificada por toda la oposición.

Tras el chaparrón, el propio Presidente garantizó que tanto el Gobierno como el PSOE se esforzarán para conseguir que «las nuevas iniciativas y reformas puedan tener más consenso». Un consenso que, en conversaciones con la agencia «Efe», reclaman distintos diputados socialistas, que prefieren permanecer en el anonimato y que confiesan estar muy preocupados ante la soledad parlamentaria del partido y por el hecho de que haya tenido que llevarse hasta el extremo la denominada «geometría variable», que, en estos dos años, les ha permitido ir capeando el temporal con más o menos soltura.

El hecho de que al quedar absolutamente solo el PSOE se viera obligado a fiar la aprobación de su plan a la abstención de CiU fue especialmente duro para los diputados socialistas, y más tener que escuchar a Durán Lleida pedir elecciones para principios de 2011 tras sentenciar que la etapa de Zapatero «está finiquitada».

La advertencia de CiU de que no apoyará de ninguna manera los Presupuestos del próximo año, que podrían incluso ser devueltos en octubre cuando se debatan las enmiendas a la totalidad, es otro motivo de preocupación. Los socialistas creen que CiU marca así distancias con la vista puesta en las elecciones catalanas, que se celebrarán presumiblemente en noviembre, ante la intención de José Montilla de no adelantarlas, en contra de las sugerencias que le ha hecho el PSOE.

También está en el aire el respaldo del PNV y de otras fuerzas como ERC, IU, ICV o BNG. En el PSOE se da por hecho que sin Presupuestos será «inevitable» el adelanto electoral. Por eso, los socialistas se preparan para recomponer sus relaciones con otros grupos, conscientes de que el «decretazo» podría haber cosechado más respaldos si se hubiera negociado previamente su contenido. En el grupo del Gobierno no faltan partidarios de un pacto estable de legislatura.

Con todo, en el PSOE están seguros de haber hecho lo que tenían que hacer, ante la decisión de la UE de que todos los países aceleren la reducción del déficit en defensa del euro y con el fin de anticipar la recuperación económica y el empleo. De momento, el Gobierno espera salir de la encrucijada y coger aire en el debate del estado de la nación los días 13 y 14 de julio, el más difícil para Zapatero.

Descartados, en principio, la moción de confianza y el adelanto electoral, entre los socialistas se quiere un golpe de autoridad que Zapatero debe materializar con una remodelación del Gobierno de gran calado y con reducción de ministerios, este mismo mes y sin esperar al fin de la Presidencia europea, en vez de seguir la «hoja de ruta» oficial y llevarlo a cabo en julio.

Mientras, el PP aventaja al PSOE en 10,5 puntos en intención de voto, lo que supondría que, de celebrarse ahora elecciones, Rajoy ganaría con una mayoría absoluta superior a la que logró José María Aznar en los comicios de 2000, según una encuesta realizada por Sigma Dos.

Así, el sondeo refleja que el PSOE conseguiría el 35,1 por ciento de los votos, frente al 45,6 por ciento que sumarían los populares. En dos años y tres meses, el principal partido de la oposición ha subido 5,7 puntos en intención de voto.