Haber superado "la peor crisis sin dejar a nadie en el camino" es para el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el mayor logro de la legislatura que ayer llegó a su fin. Rajoy convocó un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar el decreto de disolución de las Cortes, en el que se incluye la fecha de las nuevas elecciones (20 de diciembre) y la de constitución de las nuevas cámaras (13 de enero). Hasta entonces, el poder legislativo quedará en manos de las diputaciones permanentes del Congreso y del Senado. El decreto fue firmado acto seguido por Felipe VI, quien rubrica por primera vez en su reinado una disolución de Cortes.

En rueda de prensa convocada para hacer balance de una legislatura que calificó como "una de las más intensas de la democracia", Rajoy proclamó "con orgullo" que el país "ha demostrado su energía y su enorme capacidad de superación para sobreponerse en tiempo récord a una situación delicadísima". Para el líder popular, su gestión de estos cuatro años puede resumirse en "empleo, crecimiento y confianza".

A ello, sostuvo Rajoy, han contribuido de forma decisiva las reformas acometidas por el Gobierno, que, dijo, han permitido "pasar de la amenaza del rescate a despertar confianza; de la recesión más larga al crecimiento más alto de la UE, y de la mayor destrucción de empleo a la mayor reducción de paro de la historia".

Tras glosar los "aciertos" de su Gobierno, Rajoy aprovechó para mirar hacia el 20-D, reclamar que forme Gobierno la lista más votada, prometer que no aspirará a seguir en la Presidencia si no es el más votado, y confirmar que hará cuanto pueda para repetir en el cargo "porque es lo que le conviene a España". El Presidente consideró que "sería muy triste y muy duro dar marcha atrás a lo hecho".

Los periodistas quisieron situarle en el horizonte de los pactos poselectorales pero Rajoy se negó a entrar en ese juego y respondió con ironía cuando se le preguntó por la posibilidad de que Ciudadanos pida su cabeza para apoyar al PP. "Yo pretendo seguir vivo una larga temporada y usted que lo vea. Mi cabeza está bien situada y no pienso dejar que nadie la cambie de sitio", afirmó. Respecto a su participación en debates electorales, aseguró que son su "medio natural", ya que, recordó es el presidente del Gobierno que ha participado en más debates entre candidatos.

No fueron, sin embargo, las elecciones el punto fuerte de la intervención de Rajoy, sino, como se esperaba, el secesionismo catalán, que calificó de "mayor problema de la legislatura". El jefe del Gobierno lanzó un aviso claro al presidente de la Generalitat, a quien acusó de "deslealtad" hacia la Constitución de 1978. El Gobierno, dijo, tiene previstos todos los mecanismos ante una hipotética declaración unilateral de independencia de Cataluña durante el periodo en el que las Cortes se encuentran disueltas.

"Los tengo previstos porque es mi obligación como presidente del Gobierno, pero, en cualquier caso, espero que no tengamos que tomar ninguna decisión de esas, porque el sentido común y la razón acaben imponiéndose", matizó. El Presidente aprovechó, una vez más, para ofrecer diálogo al presidente de la Generalitat, aunque dejó claro que nunca le ha engañado sobre los límites de ese diálogo, que pasan, resaltó, por el respeto a la ley.

En la misma línea, el líder popular anunció que una reforma constitucional -como la que reclama el PSOE para un mejor encaje catalán- no irá en el programa electoral del PP, porque, sostuvo Rajoy, no la demanda la sociedad española.