Un total de 68 de los 164 extranjeros recluidos en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona iniciaron el domingo una huelga de hambre para exigir su puesta en libertad. Ayer por la mañana eran aún 37 los internos que mantenían la medida de protesta, que habían anunciado como indefinida. Sin embargo, a mediodía de ayer, los huelguistas, todos ellos llegados a España en patera, anunciaron la deposición de su actitud, tomando por sorpresa a los representantes de las plataformas sociales que los apoyan.

El anuncio del fin de la huelga se produjo tras una negociación con el director del centro, que desembocó en que acudieran a almorzar y posteriormente regresaran a sus habitaciones, ya que desde el domingo se encontraban en las zonas comunes, donde pasaron la noche, y en el patio del establecimiento.

El abogado Andrés García Berrio, portavoz de la plataforma "Tanquem els CIE" ("Cerremos los CIE"), se reunió por la mañana con el director del centro y con cuatro internos. A su salida, García Berrio afirmó que los internos no entienden cómo se les priva de libertad "después de jugarse la vida" para llegar a España.

Los internos en huelga de hambre recibieron por la mañana, desde el exterior, el apoyo de ocho diputados autonómicos catalanes, que acudieron a las puertas del CIE y pidieron que les recibiera el director del centro. Sin embargo, el responsable de las instalaciones les vetó el acceso al recinto.