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El regreso de la infecta política

El PSOE pasó en poco más de tres horas de pactar con los abertzales a rectificar los términos de lo suscrito

Mertxe Aizpurua. E. P.

La infecta política ya está aquí de nuevo. El PSOE y Unidas Podemos no chocaban de frente desde las discrepancias habidas entre los socios por el ingreso mínimo vital, en abril, y la aprobación del decreto del estado de alarma, el pasado 14 de marzo. Poco más de un mes después, vuelven a hacerlo a cuenta del alcance de la derogación de la reforma laboral de 2012, pero, sobre todo, porque a los socialistas les da más canguelo que a los morados la proximidad a EH Bildu.

El partido de la izquierda abertzale aceptó abstenerse en la votación de la quinta prórroga del estado de alarma a cambio de que la reforma laboral aprobada por Mariano Rajoy sea derogada "de manera íntegra" y, además, "antes de la finalización de las medidas extraordinarias adoptadas en materia económica y laboral derivadas de la crisis" generada por el Covid-19.

Así consta en el acuerdo suscrito entre los dos partidos del Gobierno y EH Bildu que permitió la aprobación de la nueva prórroga. Pero el texto de ese acuerdo, anunciado en torno a las ocho y media de la tarde, ya concluida la votación, solo tardó tres horas en licuarse: poco antes de la medianoche, el PSOE lo rectificó con una "nota aclaratoria". Desde entonces no ha cesado el vaivén de declaraciones acerca de qué aspectos de la norma se van a suprimir y, sobre todo, cuándo.

Los socialistas se mantienen en que la derogación será parcial. Para Unidas Podemos, en cambio, será total o no será. "Lo firmado está firmado", sentenció ayer por la mañana la ministra de Igualdad, Irene Montero, una vez que su colega de Transportes, José Luis Ábalos, hubiera precisado que desaparecerán "el despido por absentismo causado por bajas por enfermedad" o algunas de las limitaciones que la ley de 2012 impone a los convenios colectivos.

En suma, lo que la portavoz del PSOE en el Congreso, la asturiana Adriana Lastra, llamó los aspectos más lesivos de la norma. Conviene recordar que la derogación de la reforma laboral de Rajoy figura en el programa de coalición del PSOE y Unidas Podemos, pero sin que se establezca un borrado íntegro ni con unos plazos determinados.

Sin embargo, el vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, ve el vaso medio lleno, no medio vacío: "En el acuerdo con el PSOE para la legislatura, la investidura y el Gobierno de coalición, no se habla de derogación parcial, sino de derogación de la reforma laboral". Iglesias, pues, no teme darle la razón a los de Otegi. Y además no ha olvidado el latín: "Pacta sunt servanda", dijo ayer para recordar que los pactos se firman para ser cumplidos.

A lo que el propio Otegi se permitió agregar que las "notas aclaratorias no modifican los acuerdos" y que, una de dos: "O van a pie de página o son interpretaciones que alguien ha visto la necesidad de hacer".

Y dado que la quinta prórroga no contó con su concurso, sino con el de Cs, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, vaticinó más declaraciones "contradictorias" del PSOE y de Podemos, a los que presentó como "una coalición complicada".

Las reacciones en los partidos de la derecha tampoco se hicieron esperar. Como medida de protesta indignada, Vox abandonó las sesiones de la Comisión del Congreso para la Reconstrucción, cuya portavoz, la popular Ana Pastor, reclamó que no haya más "pactos oscuros" como el suscrito con los abertzales mientras el país intenta reponerse de la conmoción por la pandemia. Y el líder del PP, Pablo Casado, remató las críticas de su partido augurando que la derogación devolverá a las calles las "colas del hambre" de la posguerra.

Sin embargo, en línea con su viraje centrista, Cs, que votó a favor de la quinta prórroga del estado de alarma, mostró su convencimiento de que la ley no se derogará en los términos del pacto suscrito con EH Bildu, según informa "Efe".

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