J. M. CEINOS

Jesús Jerónimo Rodríguez González (Candás, 1955) estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Oviedo y realizó el doctorado en Geografía e Historia, especialidad de la que es catedrático de instituto desde 1980 (en el Instituto de Educación Secundaria Rosario de Acuña, desde 1991). Tiene dos publicaciones, una sobre emigración asturiana y otra, producto de su tesis doctoral, del mundo sindical asturiano. Precisamente, con un trabajo titulado «El I Congreso obrero local. Gijón, 1916» ganó el pasado miércoles el X Premio de investigación y divulgación «Rosario de Acuña», que convoca el IES del mismo nombre.

-Aborda usted un asunto hasta ahora muy poco analizado en la historia gijonesa, ¿por qué?

-Desde que me encontré con este asunto, haciendo la tesis, siempre me pareció un tema interesante; era la primera vez que se celebraba en Asturias una reunión de este tipo y precisamente en Gijón. Además, en ese congreso, que está sobre todo animado por los anarco-sindicalistas, hay asuntos que tienen mucho interés, ya que luego serán defendidos en el congreso de la CNT de 1919 precisamente por Eleuterio Quintanilla (líder local de la CNT) con bastante originalidad en cuanto a la colaboración con la UGT. También, en este congreso la CNT asume algunos planteamientos sindicales con los que hasta entonces no estaba muy de acuerdo.

-¿En qué fuentes bebió para realizar el estudio?

-Las fuentes, por lo menos con las que me encontré para hacer el trabajo, son la prensa local de la época, y seguí fundamentalmente la fuente del diario «El Noroeste», pero hay muy poca documentación. Ramón Álvarez Palomo (histórico dirigente anarquista gijonés fallecido hace varios años) habla brevemente en su libro sobre Eleuterio Quintanilla del congreso y promete un futuro libro que nunca hizo.

-¿Qué aspectos son los más destacados de aquel I Congreso obrero?

-En realidad, este congreso lo que denota es la fuerza de la CNT en Gijón y también que en el año 1916 el sindicato está adquiriendo una fuerza importante, y ese crecimiento tiene dos manifestaciones: la primera, la necesidad de articulación local, es decir, en el congreso se habla de cómo organizar y fortalecer el movimiento sindical, en este caso incluso de la UGT, y segundo, ampliar la práctica sindical, incluir, por ejemplo, algo que la CNT no hacía todavía, como son las mutualidades o una oficina de asesoramiento jurídico, cuestiones que son nuevas en el marco sindical cenetista.

-¿El I Congreso obrero fue una efeméride local de la época?

-Mientras duró, sí tuvo mucho seguimiento, sobre todo en los ámbitos cenetistas, pero lo que me llamó la atención fue el después del I Congreso, cuando las cosas empezaron a complicarse por la actualidad general de mediados de 1916, que va trayendo acontecimientos nuevos que relegan los efectos del congreso a un segundo término.

-¿Cuál su importancia histórica?

-Fundamentalmente tres cuestiones: primero, es un exponente del momento organizativo y de madurez del movimiento sindical anarco-sindicalista en la ciudad; segundo, del congreso se denota que hay una necesidad de articulación más lejos de la sociedad local; y tercero, que hay que ampliar la práctica sindical para prestar ciertos servicios y llegar a más posibles militantes.

-¿Por qué la CNT fue, antes de la guerra civil, el principal movimiento sindical en Gijón, en detrimento de la UGT?

-Hay muchas explicaciones y es curioso que a Gijón llegan antes los socialistas que los anarquistas, pero en seguida los socialistas son desbordados y en más de una ocasión por los anarquistas. Probablemente, los anarquistas tenían una organización más abierta y eran más eficaces.