Eloy MÉNDEZ

Hace un siglo que los hermanos Felgueroso, empresarios hulleros de la cuenca del Nalón, se instalaron en Gijón e hicieron fortuna. Hace una década que la nieta de uno de ellos, Secundino, gobierna esta ciudad. Ni por asomo podría sospechar el copropietario de Mina La Camocha, que su nieta Mapi iba a ser alcaldesa, bajo las siglas del PSOE, en un Gijón a caballo entre el siglo XX y el XXI. Como antes su primo Luis Cueto, médico y último alcalde del franquismo en esta misma ciudad.

Paz Fernández Felgueroso, que acaba de cumplir diez años con el bastón de mando gijonés, desciende de una de las sagas más influyentes del período industrializador asturiano. Esta gijonesa nacida en San Sebastián y criada a caballo entre Cuba y España, y su hermana María Antonia, son los últimos eslabones de la cadena política de una familia que lideró el progreso económico y social de Gijón durante buena parte del pasado siglo y que representó, para muchos, la quintaesencia de la burguesía local.

«Paz y María Antonia son herederas de una familia de empresarios que supieron ganarse, a base de trabajo, un futuro para ellos y para sus descendientes», asegura Carlos Roces, primo segundo de la Alcaldesa y coautor del libro «Los hermanos Felgueroso y la minería asturiana». Mapi, como es conocida en sus círculos íntimos, nació un 28 de septiembre de 1937 en el acomodado barrio donostiarra del Gros. Hasta la ciudad vasca se habían desplazado sus padres, el hispano-cubano Manuel Fernández Col y María Paz Felgueroso, «Pacita», y su hermano José Manuel, de tan sólo un año. Según el periodista y escritor Ladislao de Arriba, buen conocedor de los entresijos de la pudiente familia, el matrimonio había llegado a la capital guipuzcoana «porque San Sebastián ya había sido tomada por el bando nacional y allí estaban más seguros que en Asturias». Sin embargo, para Carlos Roces, la estancia donostiarra se debe «a la intención de estar bajo el cobijo del Consulado cubano en el norte de España», que se encontraba entonces en San Sebastián. Sea como fuere, lo cierto es que la familia pasó poco tiempo en el País Vasco. Unos meses después, los Fernández Felgueroso pusieron rumbo a La Habana, donde los dos primeros hijos del matrimonio aprendieron a caminar.

También el periplo caribeño de la familia duró poco. Tras finalizar la Guerra Civil, regresaron a España. En Gijón, la pequeña Mapi se reencontró con el abuelo Secundino y sus cuatro hermanos: Víctor, Constante, Adelaida y Rosario, fundadores de la saga de los Felgueroso. Los tres varones habían llegado a la ciudad en la década de los años veinte desde Langreo. En la cuenca minera se quedaron sus dos hermanas. Buscaban carbón y lo encontraron en la mina La Camocha, después de realizar prospecciones en varias parroquias gijonesas. «Habían empezado de picadores, luego hicieron en Mieres el curso de capataz y empezaron a comprar pozos; así es como consiguieron su dinero los Felgueroso», subraya Carlos Roces.

Paz Fernández Felgueroso tuvo una relación desigual con sus cuatro tíos abuelos por parte materna. Esto es debido a que, tras el rápido enriquecimiento de los cinco hermanos -que eran copropietarios de la sociedad que gestionaba la mina junto a su padre-, las dos mujeres decidieron asentarse en su Langreo natal. Rosario contrajo matrimonio muy joven, pero posteriormente dedicó su vida a la espiritualidad y vivió durante muchos años en el convento de las monjas de la Caridad. Su testamento causó gran impresión en la comarca, al dejar su cuantiosa herencia a las religiosas. Antes había creado la Fundación Nuestra Señora del Rosario, dedicada a actos benéficos y aún en funcionamiento. Por su parte, Adelaida se casó con el sastre ovetense José Cueto y tuvo once hijos. «La relación de Mari Paz con sus tías no fue muy intensa, aunque sí coincidieron en numerosas reuniones sociales», señala Carlos Roces.

Pero sí lo fue con Víctor, Constante y Secundino, que llegaron a acumular grandes sumas de dinero con el negocio minero, que fueron paulatinamente incrementando gracias a la ruta ferroviaria que unía Langreo con El Musel. Los hermanos Felgueroso acabaron trasladando su residencia a Gijón, donde adquirieron tres de los mejores edificios de la ciudad. Víctor, que tuvo siete hijos, se instaló en la Casona de Somió, una enorme vivienda unifamiliar con finca y todo tipo de lujos. Constante y su mujer, María Figar, se hicieron con un edificio situado en la calle Uría, en el solar que ocupa actualmente el Hospital de la Cruz Roja. «La envidia de todo el mundo», según las crónicas de la época, por su enorme jardín y la belleza de la fachada. Allí residieron junto a sus siete hijos. Por su parte, Secundino adquirió el edificio del Banco de Castilla, al inicio de la calle de los Moros. Se casó con Celsa Fernández-Nespral y tuvieron ocho hijos. Entre ellos, la que sería madre de la actual alcaldesa de Gijón. Republicano convencido, militó en el partido del gijonés Melquíades Álvarez y fue concejal durante el período de la Restauración. «Hombre adinerado sí era, pero no era ningún negrero ni ningún oligarca», apunta un amigo de la familia.

Pasa a la página siguiente