María IGLESIAS

Sin atisbo de un posible entendimiento, con más dudas que claros sobre el horizonte y con cierto ocultismo. Así se está tratando el polémico traslado de las placas que en la basílica del Sagrado Corazón, conocida popularmente como la Iglesiona, contienen los nombres de trescientos represaliados por la milicia republicana entre el 18 de julio de 1936 y el 21 de octubre de 1937.

Dichas placas conmemorativas, situadas actualmente en el atrio de la iglesia, están siendo restauradas, al igual que el resto del templo, aunque flota en el aire la duda sobre su futura colocación en el presbiterio, a ambos lados del altar. Este cambio de ubicación, que ya en 2006 se barajó y fue autorizado por el entonces arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, reabre viejas heridas abiertas durante la contienda civil.

El obispo auxiliar y administrador diocesano (por tanto, máxima autoridad de la sede vacante), Raúl Berzosa, aseguró ayer que el asunto «no se ha tratado oficialmente», aunque la última decisión, dice, la tendrá que tomar el rector de la basílica, Julián Herrojo. Por su parte, Herrojo evita realizar declaraciones.

El posible traslado de placas, que se ve cada vez más cercano, es un asunto que levanta ampollas. En 2006, LA NUEVA ESPAÑA ya se hacía eco del descontento de los fieles de la Iglesiona, ante este cambio de ubicación, mediante la publicación de tribunas y de cartas al director. A día de hoy, muchos de estos feligreses (algunos familiares de los apresados) mantienen su descontento ante este asunto.

«No sabemos nada de ese tema, no se ha tratado nada, que yo sepa», sentenció ayer Berzosa en declaraciones a este periódico. La basílica del Sagrado Corazón de Gijón es uno de los puntos señalados de la iconografía «guerracivilista». A ambos lados del templo sendas placas recogen una larga lista de víctimas.

Las lápidas están encabezadas por estas palabras: «José Antonio Primo de Rivera, mártires de la causa de Dios y de España que sufrieron cautiverio en esta iglesia. 18 de julio de 1936-21 de octubre de 1937». El templo que fuera de la Compañía de Jesús fue utilizado como prisión del Frente Popular desde el inicio de la Guerra Civil hasta la caída de Gijón.

Estas placas fueron colocadas en su día a instancias de particulares. Fue fruto de una iniciativa de recogida de fondos encabezada por Carmen Molas, viuda de Enrique Gaviñaí, encarcelado y posteriormente fusilado. De momento, nadie se manifiesta, de forma clara, sobre su futuro.

Sí es firme la colocación de una figura de la Virgen de Covadonga, realizada en piedra artificial, que se instalará en una hornacina que conserva la fachada de la iglesia. Esta imagen religiosa será instalada el Día de Asturias, el próximo 8 de septiembre, mismo día que se iluminará la figura del Sagrado Corazón de Jesús.