-Y una evolución hay que vivirla...

-Naturalmente. Yo suelo hablar de Bauhans, la escuela alemana de Artes y Oficios más importante del mundo, creada por Walter Gropius en 1919. Allí se conjugaron por primera vez Arquitectura y Diseño, el proyecto más influyente de todos los tiempos. Hoy, la manera de entender el espacio vital, el interiorismo, es fruto de la confluencia entre los arquitectos y los artesanos. Por ejemplo, Picasso aportó la geometría al arte, a través del cubismo. El esfuerzo por innovar nace del pensamiento libre, de mantener un diálogo del artista con la sociedad. Es necesario mirar al futuro sin rehuir el pasado, pero interesándonos por la modernidad, por lo que está ocurriendo en otras parte del mundo artístico.

-Es difícil recuperar el tiempo perdido...

-Sí, para nuestra generación no fue fácil adaptarse al móvil, al ordenador, pero lo hicimos. Del mismo modo es preciso hacer un esfuerzo para asumir las nuevas tendencias del arte y de la cultura.

-Pero habrá que planificar esto desde un sentido pedagógico...

-Desde luego, sabemos que hemos de ser mediadores de determinadas obras para ayudar a su comprensión, facilitando las claves para interpretar la mirada de la condición humana sobre la sociedad. El artista siempre es un exegeta de su tiempo, y su poética nunca se aparta de las referencias al ser humano.

-¿Le ha costado enfrentarse a esta nueva etapa de su vida?

-Nunca he dudado de la virtud de la experiencia, y aparte, creo que este proyecto era necesario y oportuno, no sólo para Asturias, sino para toda España. En esta creencia estamos muchos y yo quiero rendir homenaje de gratitud a cuantos nos animan; medios de información, colegios, diversos colectivos colaboradores...

-¿Ha vivido algún momento estelar, desde Laboral Centro de Arte?

-Quizá el día de la inauguración. En gran medida se ha logrado colocar a Asturias en un lugar muy alto, internacionalmente gozamos de enorme prestigio, somos una referencia y hoy se asocia el nombre de Asturias a conceptos tan valorados como la creatividad y la innovación, incluso en el ámbito industrial.

-¿Lo mejor, logrado hasta ahora?

-Yo destacaría dos exposiciones, «NOWHERE / NOW / HERE», de diseño experimental, y «Banquete, Nodos y Redes» creada por artistas digitales españoles. Y una tercera, «Emergentes», que actualmente está itinerando por América.

-¿Qué contempla con especial ilusión?

-Tenemos en perspectiva tres certámenes muy interesantes. Uno de Francesca Von Thyssen, hija del barón, centrado en el arte actual. Otro, en 2011, fruto de un intercambio con el Centro Pompidou de París. Y una tercera exposición, «Campos teatrales», que versará sobre cuestiones relacionadas con el feminismo, en colaboración con el MIT de Massachussets.

-A propósito, ¿cómo ha vivido usted el feminismo?

-Trabajando, y apoyándome mucho en mi marido y mi familia.

-¿Nunca se sintió discriminada?

-Muchas veces he pensado qué hubiera sido de mí en el caso de nacer hombre... No lo sé. Pequeñas discriminaciones sí he advertido, como que te llamen señorita cuando estás en una sala representado a una institución importante. Hoy, por fortuna, los vientos son otros. Creo que lo más significativo que yo he aportado a mi trabajo es demostrar que pueden conciliarse los deberes de una casa con las responsabilidades profesionales sin dejar de ser mujer en el sentido más profundo. Tengo a las mujeres en alta estima, y no me gustaría verlas utilizando armas impropias de su condición femenina, como la violencia en las relaciones laborales, la agresividad, el lenguaje procaz de los peores modos masculinos...

-¿Qué hace usted cuando no trabaja?

-Empleo muchas horas en esta responsabilidad, pero me gusta mucho el jardín, la lectura, cocinar... Cocino a diario y yo misma hago la compra.

-¿Se considera presumida?

-No lo sé... Mi padre, fallecido esta semana, era muy elegante, y mi abuelo, Tomás Tinturé, muy presumido. Puede, ahora que usted lo dice, que quizá me venga algo de familia.

-¿Se puede hablar de política, desde un puesto como el suyo?

-Nunca lo hago en ningún sitio. Me eduqué en Inglaterra y allí, por norma, no se habla de política, ni de religión, ni de dinero, ni del cuerpo; es muy pesada la gente que está todo el día relatando sus dolencias. Esto no excusa que me apenen muchas cosas que ocurren. España es mi destino del alma, como lo es Asturias.