R. GARCÍA

Un grupo de profesionales del derecho y la psicología, capitaneados por los cuatro jueces de familia de Asturias, pondrá en marcha esta semana en Gijón y Oviedo dos centros de mediación. Este nuevo proyecto, que cuenta con el apoyo de la Asociación de Mediadores de Asturias (MAPA) y del Grupo Europeo de Magistrados para la Mediación (GEEM), intentará solucionar conflictos familiares sin necesidad de que éstos pasen por un proceso judicial. Se trata de una experiencia pionera en la región que echará a andar a finales de esta semana en ambas ciudades.

La idea inicial de quienes impulsan este proyecto consiste en derivar a los mediadores un caso semanal desde cada uno de los cuatro juzgados de familia asturianos. Los jueces escogerán a los litigantes a los que se va a ofrecer la mediación teniendo en cuenta las características de cada procedimiento. El primer caso que verán los mediadores en Gijón es un pelito en el que dos progenitores se enfrentan para conseguir la custodia de su hija, de 14 años. En palabras de uno de los impulsores de esta mediación, el juez del Juzgado de primera instancia número 8 de Gijón, Ángel Luis Campo, «se trata de ir complicando cada vez más los casos, empezando por los que son sencillos, para ver cómo rueda el proyecto». También asegura que «no se va a obligar a nadie a acudir a la mediación, pero se ofrecerá esta posibilidad y se explicará en qué consiste, para ver si deciden aceptar. El proceso es gratuito y se realiza siempre con la presencia de los abogados de ambas partes en conflicto.

El grupo de trabajo se reunirá con el juez y los litigantes semanas antes del juicio y les explicará lo que es la mediación familiar. En el caso de que los justiciables decidan seguir por esta vía extrajudicial, serán citados para la semana siguiente. «Los ciudadanos que quieran probar la mediación tienen que saber que ésta no anula el procedimiento judicial si es que no se llega a un acuerdo» asegura Campo, «de hecho, la fecha del juicio está fijada durante toda la mediación por si deciden aparcarla».

Si las partes implicadas en el proceso consiguen, con la ayuda de los psicólogos y los expertos en derecho, solucionar sus problemas, se cancela el proceso judicial. De esta manera se consigue aliviar en parte la saturación de los juzgados de familia y se espera lograr acuerdos con los que las partes se puedan encuentran, por lo general «más satisfechos».