C. JIMÉNEZ

«Salir fuera es una oportunidad espectacular. Hace 15 años me fui a Alemania y a mí me abrió muchísimas puertas. Casi todas las oportunidades laborales que tuve después fue gracias a eso». Pablo Álvarez Cachero, director de área de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Gijón, se confesaba con estas palabras sobre las oportunidades que se abren para un ingeniero que haya vivido una experiencia internacional. Su presencia ayer en la Politécnica como representante de la Administración local en la presentación del proyecto «Gateway to Germany» le llevó a exponer sus propias vivencias como titulado del mismo centro para justificar la importancia de desarrollarse profesionalmente en otro país. De hecho, según explicaron Maya Recio y Susana Calvo, impulsoras de «Gateway to Germany» -un proyecto que nace para acercar a los universitarios al mercado laboral alemán-, el salario bruto anual de un ingeniero en Alemania supera en 18.000 euros al de un ingeniero en España. Allí la media anual se sitúa en la franja de 40.000 a 50.000 euros de salario. Con esta carta de presentación y una larga lista de ventajas sobre el mercado laboral español (con coche de empresa casi desde el principio y clases de idiomas financiadas por el estado y las propias empresas) no resultó difícil ganarse desde el principio a un público integrado por recién titulados o alumnos a punto de graduarse.

«No importa si eres titulado medio o superior, necesitan especialistas, en lo que sea, pero que sean buenos», especificó Susana Calvo. Uno de los requisitos fundamentales para emprender esta aventura laboral es precisamente el conocimiento de idiomas: «Por lo menos hay tener un buen nivel de inglés porque las empresas dan muchas facilidades para aprender alemán pero antes hay tener algo de experiencia laboral o un buen expediente académico», apunta Recio. En este momento los puestos más demandados están relacionados con automoción y mecánica, con el aliciente de que la fluctuación es mucho menor que en España y tras pasar un período de prueba de seis meses, lo habitual es que las empresas formalicen contratos indefinidos. Eso sí, el currículo a una página no existe, «allí hay que dar muchos detalles», advierte Calvo. Ella y Recio vivieron en sus propias carnes las dificultades pero también las muchas ventajas que acompañan a vivir en el extranjero. «A nosotras nos seleccionaron por eso», cuenta Maya, que hizo su «Erasmus» en Grecia antes de recalar en Bélgica, Estados Unidos, o Gran Bretaña.