R. V.

Ni pago de entrada en taquilla, ni horarios restringidos. La gran sala de exposiciones que se acaba de abrir en el centro de la ciudad se salta las rigideces de los museos tradicionales para acercar, a golpe de vista, una parte del patrimonio cultural de Asturias a todos los viandantes que caminen por las calles de Gijón. «Nuestros escaparates se convierten en museos», es el eslogan de un proyecto que ha convertido los escaparates de sesenta locales comerciales del casco urbano gijonés en espacio expositivo de otras tantas piezas procedentes de las colecciones del Museo del Ferrocarril de Asturias y el Muséu del Pueblu d'Asturies gracias a la colaboración de la Unión de Comerciantes con el Ayuntamiento de Gijón. La singular muestra está «abierta al público» hasta el próximo 18 de noviembre.

Entre las novedades de zapaterías, tiendas de confección, perfumerías o peluquerías se podrán descubrir tesoros del patrimonio etnográfico o ferroviario asturiano como una lata de chorizos La luz de Noreña o una pizarra donde se marca el retraso de la llegada de los trenes. Todo gracias a la iniciativa de Luis Alberto Fernández como ideólogo de la acción y al trabajo de selección realizado por Javier Fernández y Paz García Quirós desde el Museo del Ferrocarril y Xuacu López y Elena Pérez desde el Pueblu d'Asturies. Todos ellos estaban ayer en el salón de recepciones del Ayuntamiento durante la presentación oficial del proyecto junto al presidente de la Unión de Comerciantes, David Argüelles, y los concejales de Desarrollo Económico y Cultura, Fernando Couto y Carlos Rubiera, respectivamente.

«Ésta es una iniciativa pionera en España, y sorprendente», destacaba Couto, para quien ésta es una más de las acciones promocionales que buscan «que vuestros negocios sean rentables». Una rentabilidad comercial a la que puede sumarse, como se encargó de recordar Rubiera, el «efecto rebote» de que los ojeadores de escaparates se conviertan luego en visitantes de museos.