"Pido perdón por todo el daño que he hecho". Con estas escuetas nueve palabras Marián O. G. puso ayer punto final a las dos sesiones del juicio celebrado en la Audiencia Provincial en el que se acusaba a esta gijonesa de acabar con la vida de su hijo, un bebé de dos meses que sufrió malos tratos. A pesar de la importancia de la acusación que pesaba sobre la gijonesa y de que se enfrentaba a 23 años de privación de libertad, Marián O. G. llegó tranquila y callada el miércoles al banquillo de los acusados. "Está contenta. En la cárcel de Villabona se está rehabilitando en la UTE y está estudiando", decía su abogada.

Ni el fiscal ni la propia abogada defensora realizaron un extenso interrogatorio sobre la acusada por lo que su versión de lo sucedido pasó casi desapercibida.

"Bebía mucho y oía voces", se limitó a decir Marián O. G. ante el tribunal de la sección octava presidido por el magistrado Bernardo Donapetry. La expresión tranquila y pausada de la gijonesa no se alteró ni tan siquiera cuando a la sala accedió Daniel M. Z., su ex pareja sentimental y padre de sus dos hijos, un hombre con el que la acusada mantuvo una relación que se rompió después de 17 años como consecuencia de estos hechos. "Creía que ya no bebía. No la veía borracha", se limitó a contar el gijonés, que acudió a los tribunales arropado por sus padres y por su hijo de nueve años.