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Un bocado ganador en el que cabe Asia

Mariano Mier, premiado por segundo año consecutivo en el certamen Gijón de Tapas, ofrece creaciones exóticas basadas en sus viajes por otros países

Mariano Mier, con el pincho ganador, Gwao Bao. ÁNGEL GONZÁLEZ

La pasión por los viajes le ha valido al gijonés Mariano Mier para crear un pequeño oasis gastronómico en la ciudad, una vinoteca, "El Quinto", que ofrece una mezcla entre lo tradicional y los sabores más exóticos del mundo, especialmente de Asia. Y le ha valido, también, para alzarse por segundo año consecutivo con el primer premio del IX Certamen Gijón de Tapas.

"Fue en uno de mis viajes cuando descubrí el Gwao Bao, que es una especie de panecillo, como una nube blanda rellena de carne de cerdo con sake, salsa de ostras, especias, salsa de sésamo y cacahuete molido". Una creación "bastante latosa de hacer por lo complicado del proceso", que desde hace un tiempo se ofrece en el bar a los clientes y que el pasado domingo se coronó como la mejor tapa del concurso, con lo que Mier acudirá el año que viene, de nuevo, a Madrid Fusión.

Todo un premio para alguien a quien le apasiona "probar cosas nuevas y adaptarlas a mi manera", sobre todo en lo que se refiere a la comida asiática porque "es muy gustosa, tiene mucho sabor y se pueden hacer muchas creaciones diferentes", asegura el hostelero.

Autodidacta

Mariano Mier lleva trabajando en el "El Quinto", que antes se llamaba "El Quinto Vino", desde que su madre se hiciera cargo del negocio en el año 2003. "En realidad estudié turismo, pero a raíz de unas prácticas en un hotel vi que la cocina me gustaba, y empecé por ahí", explica. Más tarde pasaría por la Escuela de Hostelería de Gijón, aunque "fundamentalmente soy autodidacta, a base de trabajar y de ir probando cosas por mi cuenta".

El hostelero apuesta por "educar el paladar de los clientes con sabores nuevos" en un momento en el que "hay cierta saturación, con muchos certámenes al año en la ciudad y mucha oferta para elegir". De ahí su gusto por la innovación, aunque en su vinoteca también se pueden probar callos o cachopos. "Siempre tenemos alguna cosa diferente, y la gente a raíz del concurso ha venido a probar la tapa ganadora", asegura. De momento, se seguirá ofreciendo en el local "hasta que el público quiera". El reto para el año que viene, contar con un bocado nuevo lleno de sabores evocadores. Como el Gwao Bao.

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