Cinco años después de que el Ayuntamiento convocase un concurso internacional de ideas para reconvertir la histórica Fábrica de Tabacos de Cimadevilla en el Museo de Gijón llega el primer movimiento para intentar conseguir que el centenario edificio no se venga abajo antes de cumplir ese sueño. Dejar preparado el inmueble para la adecuación interior que necesite "el uso definitivo al que sea asignado" es el objetivo del contrato de obras que acaba de salir a licitación por una cuantía (impuestos incluidos) de 9,1 millones de euros y un plazo de ejecución de quince meses.
Este denominado "proyecto de consolidación del edificio de la antigua Fábrica de Tabacos" supone desarrollar el proyecto básico y de ejecución del complejo museístico de Gijón elaborado en mayo de 2012. Entonces se planteaba un trabajo en dos fases. Una primera de consolidación, rehabilitación y adecuación del edificio histórico y su entorno. Y una segunda de construcción de un edificio anexo de nueva planta.
El contrato al que acaba de dar luz verde el gobierno forista de Carmen Moriyón en los últimos días del actual mandato se limita a desarrollar esa primera fase de la actuación. Todo ello con el objetivo de "detener el proceso de deterioro al que el paso del tiempo está sometiendo al edificio histórico" y a través de unas obras de consolidación que se fundamentan en cuatro principios: estabilizar la estructura del conjunto edificado, proteger el edificio de los agentes atmosféricos, adecuar su imagen exterior al conjunto histórico donde se encuentra y preparar la edificación para su futuro uso público. "No es objeto de este proyecto la adecuación del inmueble para ningún uso concreto", se deja claro en el documento que firman los arquitectos Carlos Pereda, Óscar Pérez, Ignacio Olite y Román Villasana como proyectistas. No hay que olvidar que cada uno de los seis grupos políticos que a partir del sábado pasarán a formar parte de la Corporación tienes ideas distintas para dar vida a este singular edificio del patrimonio local.
Cinco actuaciones
Los trabajos se centran en la consolidación del antiguo convento e iglesia, la reestructuración de la antigua vicaría y la excavación y construcción de una planta sótano que comprenda las salas de reserva e instalaciones, espacios servidores y el acceso principal desde la calle de María Bandujo. A ello se tiene que sumar el acondicionamiento del solar donde se plantea la construcción del nuevo edificio y la urbanización exterior de los espacios que ocupará la plaza peatonal hasta el vial de nueva creación y con una franja vegetal de encuentro con el edificio histórico. Labores de envergadura sobre una edificación con una superficie construida de 8.541,45 metros cuadrados, que baja a 5.966,10 metros cuadrados en la superficie útil.
Las actuaciones de consolidación del edificio histórico incluyen fortalecer todos los muros del edificio que estén en estado precario, proteger los restos arqueológicos, desmontar los forjados y cubierta de la antigua vicaria manteniendo las tres fachadas principales que dan a las calles de María Bandujo y Eladio Verde, la cubierta actual que cubre el antiguo convento y la iglesia y los forjados del antiguo convento, excavar la planta baja, construir toda una estructura interna con pilares y pantallas de hormigón armado y luego construir la cubierta. En cuanto a los trabajos de adecuación se incluyen, entre otros, la reparación de todos los muros exteriores y la colocación de la carpintería exterior; además de actuar en el interior de los espacios bajo rasante destinados a salas de reserva, el interior de las salas expositivas del antiguo convento, el interior del espacio de la iglesia y el interior de las zonas administrativas y de documentación del museo situadas en la planta primera y segunda.
Aunque para ver todo esto cumplido habrá que esperar a finales del año 2016. O principios del 2017, según la suerte.
